Claro que Farel sabía que Evrie estaba buscando problemas, intentando usarlo para enfrentarse a Margarita.

Esa mujer era como una gata salvaje, parece ser obediente y dulce, pero en realidad es muy maliciosa y rencorosa.

No le importaba ser utilizado por ella, es más, hasta le resultaba útil.

—Oh, la señorita tiene razón, ambos viajando en la barata clase económica, parece que fuéramos la pareja perfecta, ¿no es así? Nadie debería quejarse de nadie, ¿eh?—

No mencionó a Margarita con sus palabras, su mirada siempre desinteresada se posaba en Evrie.

Margarita no podía ignorar el sarcasmo y la burla en sus palabras.

Apretó los dientes y tragó su frustración.

Se había olvidado por un momento de que Farel también estaba sentado en la clase económica. ¿Acaso ellos dos se sentaron juntos ese día?

De repente, Margarita se dio cuenta de algo, su expresión facial se volvió extremadamente extraña.

Si ese día hubiera aceptado cambiar de asiento con Leandro, ¿habría estado sentada al lado de Farel?

Al pensar en eso, Margarita apretó los cubiertos, tan arrepentida que no podía seguir comiendo y mucho menos quedarse.

Se levantó con el rostro pálido y soltó: —Tengo asuntos pendientes, me tengo que ir.—

Observando cómo Margarita se marchaba apresuradamente, Evrie curvó ligeramente los ojos, y una sonrisa se dibujó en sus labios casi sin querer.

Ella no había tenido la intención de molestar a Margarita, pero la experiencia de su estancia en el hospital le enseñó que si no se defendía, solo sería humillada.

sufrir era una bendición, ser honesta

había aprendido la lección, ya no

te defiendes con firmeza, los

su plato, se levantó y también se preparó para irse, cuando la voz tranquila de

si nada después

respondió como si fuera lo más natural del mundo: —Ella vino a buscarme por tu culpa, el

te creas todo lo que ella dijo. Tú sabes mejor que nadie si tengo

una gata salvaje con principios tan fuertes, no podría haber tenido

Leandro pensara era

tono de la conversación: —Estuviste sentada muy cerca de mí, ¿no

Evrie parpadeó.

modos, Leandro estaba ocupado, no estaba en el hotel, ella no conocía a nadie aquí, en tierras extranjeras,

viaje al extranjero, se sentía casi

haberlo visto ya me pinchó la mano

el plato y se iba. Pero de repente, recordó algo

un juguete barato

la miró y dijo:

—¿Y entonces?— preguntó Farel.

estaba pensando en el

ella estaría aquí esperando, vino

con desdén: —¿No te

frunció el

hay una

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