Receta para robarle el corazón al Dr. Farel

—¿Escuchaste todo lo que dije? — le preguntó Evrie, visiblemente insegura.

Cuando se giró, lo vio allí, inmóvil, como si llevase mucho tiempo parado. No sabía cuánto de la conversación había escuchado.

Farel asintió con la cabeza, admitiéndolo sinceramente—Sí, lo escuché todo. —

—……—

El rostro de Evrie se tiñó de rojo inmediatamente.

Le preocupaba que él recordara cómo la ingenua de ella, con una insistencia implacable, lo había seguido por todos lados, y ahora estaba usando sus propias palabras para aconsejarles a otros que se retractaran. La idea era, cuando menos, irónica.

Con torpeza, Evrie cambió de tema—Tengo hambre, volvamos a la casa. —

Dicho esto, con su cabeza aún confundida, se dirigió hacia el restaurante, evitando continuar esa incómoda conversación.

—Es por el otro lado, a la derecha. —

Farel la corrigió tranquilamente desde atrás.

Evrie se sintió extremadamente avergonzada y cambió de dirección.

Desde atrás, Farel observaba su figura delgada y pequeña, mientras una sonrisa se dibujaba en sus labios.

Durante la comida, Evrie recordó que le había dado todos sus reales brasileños a la chica de antes y como tampoco tenía tarjeta de crédito, no tuvo más remedio que pedirle ayuda a Farel.

reales? Puedo transferirte el dinero desde mi celular.

no tenía dinero, la miró fijamente y le preguntó

¿no temes que la muchacha de antes

no es como en casa, aquí hay

mirada, y sinceramente le respondió—Si es así,

si esa chica

quería ayudar

nada a cambio, era

la miró profundamente y no le dijo

chiquilla inocente

no era algo bueno.

billetera y le dio a Evrie un fajo de

—¡Gracias, Dr. Farel! —

alegró mucho, guardando el dinero de inmediato, contándolo rápidamente antes de hacer la

un préstamo,

notificación de transferencia en su celular, reflejando su meticulosidad. Eso era

de dinero a un extraño y contarle

ceremonia alguna y

la cuenta, Evrie todavía se estremeció internamente por el

invitado a alguien a una comida tan

disfrutó mucho, lo consideró