Apenas había entrado en la habitación, Olivia ya había puesto sus ojos en Margarita.

En ese momento, estaba parada al lado de la cama, que estaba toda desordenada, con la puerta del baño abierta. Margarita, después de haber buscado frenéticamente a Evrie, tenía su cabello revuelto y un destello de pánico en sus ojos.

Olivia captó todas esas expresiones antinaturales.

Le echó un vistazo a la jadeante Margarita, luego se giró para mirar a Farel, que llevaba un albornoz, manteniendo siempre en su rostro una sonrisa tenue, pero con una frialdad que crecía en sus ojos.

—¿Qué está pasando aquí? ¿No me lo vas a explicar? —le dijo Olivia, mirando a Farel.

Farel, al recordar cómo Margarita había estado buscando a alguien frenéticamente y al ver la llegada puntual de Olivia, entendió en un instante lo que había pasado.

Probablemente Margarita quería utilizar a Olivia para hacerle pasar un mal rato a Evrie, pero la pequeña gata salvaje le había dado vuelta la situación.

No es de extrañar que ella le hubiera mostrado tanta pasión de repente, e incluso le había enviado mensajes para seducirlo y esperar a poner en marcha su plan.

Farel apretó los dientes y en su mente, se imaginó a Evrie sometida bajo él mil veces.

Esa pequeñita había calculado incluso incluirlo a él en su juego.

—Eso mismo me gustaría preguntarle a la Srta. Margarita. ¿A qué viene todo este alboroto, irrumpiendo en mi habitación y negándose a irse? ¿Acaso intentas seducirme? —

El rostro de Margarita se volvió pálido como el papel.

—Yo… no, yo solo quería atrapar…copy right hot novel pub

atrapar a Evrie en

ahí, cualquier cosa que dijera

ruido—. Es la primera vez que encuentro una tarántula en mi habitación que requiere que la Srta. Margarita entre a revisar

sintió

cómo las cosas

ahora parecía que era ella la que tenía intenciones ilícitas, sin poder

el hospital sabían que le gustaba Farel, incluso el propio

interpretada como un intento de seducir a Farel en plena

las palabras de Farel, puso su mirada sobre Margarita, con una

echado el

pálida, le contestó: —Es solo un malentendido, lo siento, no quise

de poner fin al incómodo

la vuelta para irse, pero al pasar por la puerta, Olivia

llamó—. Señorita Margarita, no soy de las que comparten, y menos cuando se trata de mi hombre. Si piensas acostarte con mi hombre,

volvió aún más pálido, pero sabía que no podía provocar a Olivia,

sido un malentendido, por supuesto que no intentaría tener algo con el Dr.

que lo sepas.

sus labios y se hizo a un lado para dejar

habitación volvió a la calma, quedando solo Farel y

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