Después de dos días de la desaparición de Margarita, alguien se dio cuenta de que hace rato que no venía a trabajar.

El seminario de medicina había terminado y Farel y su grupo se disponían a regresar a casa. Estaban por reservar sus boletos de avión cuando se percataron de que Margarita había desaparecido.

De inmediato, reportaron la situación a la policía e iniciaron una búsqueda por toda la ciudad.

Evrie fue llevada a la comisaría para colaborar con la investigación.

Las cámaras de seguridad mostraban que ella había sido la última en ver a Margarita, y que incluso habían tenido una especie de persecución.

Evrie no podía creer que Margarita se hubiera esfumado así, estaba nerviosa y contó todo lo que había sucedido ese día con lujo de detalle.

Incluso mencionó cómo Margarita la había intentado engañar.

Después de tomar nota de su declaración y no encontrar ningún motivo para incriminar a Evrie, la policía la dejó ir.

Al salir de la comisaría, Evrie estaba sumamente inquieta.

Margarita era la hija del subdirector del hospital más grande de la ciudad Alnorter. Si algo malo le pasaba, Evrie sentiría la responsabilidad sobre sus hombros.

Mientras estaba absorta en sus pensamientos, un auto se detuvo bruscamente frente a ella. La puerta se abrió y Leandro salió apresurado.

—Evi, ¿cómo estás, qué pasó allí adentro? —

Evrie había sido llevada desde la obra y como Leandro no estaba en ese momento, corrió hacia la comisaría en cuanto sus empleados le avisaron, temiendo que algo malo le hubiera pasado.

—Estoy bien. — Evrie sacudió la cabeza y le explicó, —Una mujer llamada Margarita ha desaparecido, es doctora en el hospital de Farel. Me hicieron algunas preguntas para la investigación. —

—¿Margarita? —

ceño, ese nombre

de reflexión, recordó que era la mujer que le había enviado una

y justo cerca de su

los ojos y se tragó las palabras que tenía en la punta de la

al frente era Farel, con

evidente que la situación era

a Farel, —Dr. Farel, ¿hay alguna pista sobre el paradero de Margarita?

negó con la cabeza, su

Aunque no le agradaba Margarita, jamás habría deseado que le

relacionada con ella y la presión psicológica sería enorme si

que

intervino para

más por quedarse, así que asintió y

en ese momento no tenía

permaneció inmóvil, su ceño

¿Qué hacemos ahora? El subdirector aún no

jefe se acercó,

adorar a su hija. Si le pasaba algo a

Todos estaban visiblemente angustiados.

esperemos allí. Hasta que encontremos a Margarita, no le

esas

de que guarden el

llevó al grupo del hospital de vuelta al

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