Evrie despertó pasadas las diez de la mañana.

La otra mitad de la cama ya estaba vacía, dejando apenas un ligero rastro de que alguien había dormido allí.

Al parecer, Farel tenía razón al no tomar días libres, incluso en el día de Acción de Gracias tenía que ir al hospital a cubrir su turno.

Evrie suspiró, se levantó y empezó a empacar parte de su ropa para volver a su casa de la infancia.

En el camino, le mandó un mensaje a Farel por WhatsApp, diciéndole que se iba a su antigua casa por unos días y que no estaría en Alnorter.

Le indicó que en la nevera había comida y bebida y que se sirviera lo que quisiera.

Dos horas después, recibió una respuesta simple de Farel: “Mmm”, sin decirle más nada.

Unas horas más tarde, Evrie, arrastrando su maleta, llegó al pequeño patio de la casa de su padre.

Pablo, apoyándose en su bastón, estaba practicando caminar en el patio. Al ver a Evrie, no pudo contener su alegría y se apresuró a entrar a la casa para lavarle unas frutas.

Evrie, con su maleta en mano, entró al salón. Estaba vacío y sin vida.

Marcela y Óscar ya no vivían en la casa. Dijeron que la esposa de Óscar estaba embarazada y Marcela se había mudado a la nueva casa para cuidarla.

Evrie pensó: ¿Estaba embarazada tan pronto después de casarse?

Estaba segura de que Óscar se había casado por compromiso, después de dejar embarazada a la chica. No era de extrañar que hubiera estado tan ansioso por casarse tan rápidamente.

Evrie no estaba interesada en los asuntos de Óscar. Después de descansar un rato, se puso a inspeccionar las vigas del techo y pasó la tarde planeando el trabajo para el día siguiente.

tarde, dejó su trabajo y fue al huerto a recoger algunos

un auto negro estacionado en la

Rover” en el vehículo

patio y bajo el árbol de níspero, apareció un hombre alto y esbelto,

aire de distinción natural contrastaba enormemente con

creer que

fue hasta que él giró su cabeza y sus ojos oscuros y profundos se posaron en ella, con un rastro de coquetería en

con los frijoles y

la vista hacia

llegué justo a tiempo para la cena—, le

la casa, apoyándose en su bastón, y al ver al hombre desconocido en el patio, se mostró

es

—Es mi vecino, vino especialmente a traerme

Vino desde tan lejos y ya es de noche, ya

a Farel, como pidiendo

la miró con una ceja levantada durante un par de segundos y, captando la súplica en los ojos de Evrie, sonrió sutilmente

es, no puede dejar la medicación, la Srta. Evrie tiene

se sintió un poco atacada, como si Farel estuviera

preocupado: —¿Estuviste hospitalizada por una hemorragia y no

—No fue gran cosa, ya pasó, estoy

verduras: —Voy a preparar la cena, después

siguió: —Te

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