Linda soltó una risa fría.

—Ya que sabes qué lugar es este, ni se te ocurra escapar, porque terminarás como yo, sirviendo a hombres todos los días, deseando estar muerta. —

El corazón de Evrie se hundió.

Ella sabía perfectamente qué lugar era ese. Si Leandro la había metido ahí, nunca había pensado en dejarla salir.

En ese momento, se oyó un alboroto en el pasillo, y varios guardaespaldas entraron de repente, armados hasta los dientes. Al frente venía Zeus.

Al verlos, Linda pareció recibir un golpe de pánico y se encogió en un rincón.

Zeus estaba fumándose un cigarrillo, su mirada se posó en Evrie y luego sonrió con los ojos entrecerrados.

—Evi, no eres nada obediente. Te dije que te quedaras en la habitación, ¿y tú subes aquí? ¿Acaso quieres trabajar como ellas, en este negocio de servir a los demás hombres? —

Evrie lo miró fijamente. —Tú y Reyes están en la misma banda. —

Debería haberlo sospechado antes, cuando en el estacionamiento subterráneo, Zeus la había hostigado, y luego habló largo rato con Leandro Reyes.

Resulta que son parte del mismo grupo criminal.

Zeus soltó una carcajada arrogante. —Tranquila, si te portas bien, seremos compañeros y te llevaré a hacer buena plata, ¡a ganar muchísimo! —

Evrie retrocedió instintivamente, su rechazo era evidente.

—No quiero tu dinero, quiero irme. —

—Qué chiste, pregúntales a las demás si quieren irse. ¿Se han ido acaso? — Zeus despreciaba la idea. —¡Vengan! Llévensela de aquí, el tercer piso no es para ella. —

Los guardaespaldas inmediatamente se hicieron cargo de Evrie y la arrastraron hacia afuera.

Evrie sabía que resistirse era inútil, después de volver en sí les dijo: —Déjenme, puedo ir por mi cuenta.copy right hot novel pub

simbolizaba su estatus en el pecho, y los guardaespaldas realmente

atrás, hacia

de su rincón y se arrodillaba ante

que me promoverías a

le sostuvo la barbilla y le dio unas palmaditas en la cara,

hay tiempo, depende de cómo te comportes.

¿te atiendo primero, sí?

hacia su cinturón y

y

en su habitación, los guardaespaldas cerraron

sacó su celular,

se dio cuenta que solo podía marcar el número de

llamar a

de Leandro sin pensarlo

no le contestaron. Llamó varias veces

Leandro no tenía

ojos, sintiéndose como un animal atrapado en

piso de arriba llegaban los sonidos de hombres y mujeres en

imagen de la chica que había visto debajo de la alambrada

sabía cómo complacer a los hombres de aquí, pero esa chica parecía estar al borde de

—¡Zeus, espera! —

con desgano, colgando como un muñeco de

pasa, vienes a buscar a

dijo: —La chica de la alambrada de esta tarde, ¿puedes sacarla de

Zeus parecía exasperado.

¿salvar a esta, salvar a aquella? ¿Acaso

muy mal,

se burlaba de ella

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