Anoche, Evrie regresó a su cuarto, con el alma perdida y el pensamiento fijo en la llamada de Farel.

Se preguntaba si él habría entendido lo que ella le dijo.

Anita, mientras dibujaba sobre la mesa, le preguntó a Evrie sobre lo ocurrido durante el día.

—Evrie, ¿la llamada que recibiste al mediodía era de tu novio buscándote? — le preguntó Anita.

Evrie frunció los labios y negó con la cabeza.

—No. —

—¿Entonces era un amigo? — exclamó Anita—Qué bueno es tu amigo, está buscándote por todas partes, incluso consiguió hablar con gente importante. Tal vez pronto te rescaten. —

Anita sentía envidia.

Llevaba un mes allí y nadie la había buscado. Su familia tampoco tenía esos contactos.

Si no fuera por Evrie, ella ya estaría como las demás en el barrio rojo.

Las mujeres allí eran tratadas como objetos. Una vez que entraban al barrio rojo, el noventa por ciento contraía enfermedades.

Al final, sin dinero para el tratamiento, eran exprimidas hasta el último valor y luego abandonadas a su suerte.

Alguien con la situación de Evrie era una en cien mil.

Evrie estaba sentada frente a la ventana, mirando los perros guardianes que patrullaban ruidosamente afuera, mientras sus pensamientos volaban lejos.

¿Rescatarla? ¿Farel lo haría?

Al caer la noche, en Alnorter.

hablar con múltiples contactos, regresó al apartamento en el Barrio El Magnético con una expresión de

Haro, va a ser difícil rescatar a alguien que está en ese lugar. Evrie fue llevada por Leandro y está

está bajo control de los locales armados, que tienen poder militar y policial. Es complicado

el sofá, con la mirada oscura y

forma de negociar con esa gente

necesitaba la ayuda del abuelo

tiempo, agarró las llaves del coche y se dirigió hacia la

Da Silva se sorprendió por la visita de Farel en plena noche. Al

te has creído, chico? Aún no te he perdonado la última vez que nos traicionaste, y ahora que tienes un

sentía algo culpable por lo

quiero disculparme, pero se trata de una vida humana. Le pido

poder, busca a otro que te ayude.

con arrogancia,

enfadado por el asunto

silencio un momento y permaneció sentado en el sofá de

imponerme para que me ayude.

vaciló, sopesando los pros y contras de

de que pudiera hablar, una voz clara bajó por

accede a su petición.

las escaleras, vestida con un elegante vestido ceñido oscuro que resaltaba su

aire de pereza aún en su

hecho, tengo una

contestó Farel con

posó en Farel,

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