Receta para robarle el corazón al Dr. Farel

—¿Quieres a Evrie? —

Los ojos de Olivia se encogieron momentáneamente.

Las imágenes de la humillación que acababa de sufrir no dejaban de girar en su mente.

Frustración, celos, odio…

El nombre de Evrie se había convertido en una obsesión para ella.

Si pudiera aprovechar la oportunidad para sacar a Evrie de Alnorter, sería una gran ventaja para ella.

—Está bien, espero tu respuesta. —

Olivia colgó el teléfono.

Por otro lado, Valerio, que había estado tomando una siesta en su jaula, se erizó al escuchar la conversación de Leandro.

—¡Maldito pervertido, ni sueñes con llevarte a Evi! Ella jamás saldrá de Alnorter. Si te atreves a tocar a Evi, te perseguiré hasta Dubái y haré volar tu Parque LR! —

Su voz era demasiado estridente.

El eco retumbaba en todo el calabozo de agua.

Leandro, irritado, se frotó las orejas, cansado del ruido, y le dijo fríamente:

—Con tanta energía que tienes para hablar, deberías experimentar el calabozo de agua para ver cuánto pesa ese espíritu indomable. —

Dicho esto, les hizo una señal a los hombres de negro detrás de él.

Dos hombres se acercaron a la jaula, abrieron la puerta y arrastraron a Valerio.

—¡Sak!—

arrojado violentamente

de noche y hacía frío en

rápidamente, inundando su cuello y su mentón, dejándole solo

como si

demasiado frío.copy right hot

todo su

era un verdadero monstruo, un demonio

era él quien estaba en el calabozo de agua. Si hubiera sido Evrie, ni siquiera quería pensar en las

mirando fijamente a Leandro con la cabeza hacia

mostraba ni

clase de hombre eres, torturándome así de esa forma tan

lentamente,

parque temático, ¿pero desde cuándo un cachorro como tú puede competir conmigo por Evrie? ¿Crees que

Leandro entrecerró los ojos.

—¡Sak!—

de cubitos de hielo se vertió sobre

escalofrío que le

frío que no podía

tan inquieta, te dejaré en el hielo para que hables a gusto.

arrogancia y se levantó

poder hablarle, pero

verdadero hueso

No tenía miedo.

estaba en el calabozo de agua, no

miró

decían mil