Receta para robarle el corazón al Dr. Farel

Un mes después.

Evrie se dio de alta en el hospital.

Su cuerpo se recuperaba poco a poco, y aunque había salvado su vida, el aborto sumado a la herida de bala había consumido gran parte de su energía, por eso necesitó un largo período de reposo.

Un mes entero.

Farel no volvió a aparecer, y ella tampoco preguntó por él.

Comía bien, dormía bien, también se curaba satisfactoriamente.

Blanca venía todos los días al hospital, trayéndole comidas nutritivas y abundantes, pero ya no tenían ese sabor familiar que a ella le gustaba.

El día que recibió el alta, Simeón la visitó.

—Evrie, el grupo te guardará tu puesto para siempre, ahora puedes descansar y recuperarte. Después, sea que decidas seguir trabajando o renunciar, respetaré tu elección—.

Evrie bajó la mirada y pensó por unos segundos.

—Señor Simeón, ¿puedo volver al trabajo después de recibir el alta? —

Simeón se sorprendió un poco—¿No vas a descansar un par de meses más? —

—No es necesario, el tiempo pasa más rápido cuando estoy ocupada—.

Simeón reflexionó un momento y luego le dijo seriamente—El proyecto del Estadio Internacional ya comenzó, y había reservado un lugar especialmente para ti. Si quieres, puedes unirte, pero trabajar con tu estado actual será más difícil—.

—Está bien, me uno—.

Evrie aceptó sin dudarlo.

era suficiente para que cualquier cosa llegue

el amor, incluso lo que alguna vez se pensó que era

Joan llegó a la habitación del

habitación ya

por un par de segundos, luego buscó a una enfermera y le preguntó—¿Dónde está

ya fue dada de

había pagado por dos meses de hospitalización, ¿cómo es que se fue en un mes? —Joan estaba aún más

ningún anuncio. El resto del

continuó con su labor.copy right hot novel

hospital aturdido, volvió al estacionamiento, abrió la puerta de su coche y

trasero, un hombre le

—¿Ya comió?—

atreverse a mirar hacia atrás, le pasó la

Evrie ha

un mes después y en el primer día que Farel

se había

sostuvo el pozuelo con comida en el asiento

estaba un poco largo, cubriendo sus cejas y ojos, era imposible de discernir

escuchó que

¿ahora qué hacemos?

al Barrio El

asintió, dando la vuelta al coche, y el Range Rover

a oscurecer, Farel volvía a

en la habitación, pero se había