Masaje…

Evrie le echó una mirada y su mano empezó a retroceder.

—Creo que ya estoy casi recuperada por completo, mi espalda no me duele en absoluto, incluso podría hacer un par de volteretas, olvidemos el masaje, ya no lo necesito. —

—Sí lo necesitas, es parte del tratamiento necesario. —

—No lo creo. —

Evrie desvió la mirada, ¿acaso había tantos tratamientos?

¿Y desde cuándo eran tan íntimos esos tratamientos?

Probablemente era otra excusa astuta que él había encontrado.

Al ver la determinación de Evrie para rechazarlo, Farel sacó su teléfono móvil, abrió WhatsApp y buscó una conversación con una larga serie de mensajes de voz.

Pulsó el altavoz y la voz de la Sra. Pardo se escuchó.

—Después de que se tome el caldo de hierbas medicinales, por favor, que el paciente se acueste y masajee puntos como la puerta de la vida, el punto de la cintura, el punto de origen y el punto del comité… Utiliza la técnica que te enseñé, con masajes ligeros, cada sesión debe ser de diez minutos, no te puedes dormir con eso.—

A Evrie le zumbó la cabeza

Farel continuó reproduciendo los mensajes.

El doctor le había dejado un montón de términos profesionales y puntos de acupuntura que ella no entendió.

Solo entendió una cosa: necesitaba masajes y no podía holgazanear.

Después de una serie de mensajes de voz, la mente de Evrie todavía estaba zumbando.

Farel guardó su teléfono y amablemente le preguntó—¿Quieres que te lo repita? —

—No, ya es suficiente—

Evrie lo interrumpió, y resignada le dijo—¿Es solo un masaje, verdad? ¿Dónde debería acostarme? —

Farel señaló el dormitorio—En la cama, por supuesto, es el mejor lugar. —

En la cama…

su

volvieron a surgir, con

sobre sus talones hacia el dormitorio de

no es apropiada, vamos a cambiar de habitación.

risa sofocada, siguiendo

lo habían hecho, ¿qué diferencia hacía

decirlo, por miedo a que Evrie

Cinco minutos después.

tumbó boca abajo en la cama, rígida, sin

las manos y se las frotó para calentarlas, se sentó en una silla y miró hacia abajo a los puntos de acupuntura de su

y metódicos, y su

vuelto a los días en

distante, concentrado, y

tampoco estaba sin

destrozó esas palabras en su

bien todo lo

camisa hasta aquí.

señalar justo

¿qué

resignada, levantó

era tan delgada que él podría abarcarla

allí, sobre la suave piel de su abdomen, donde había

herida

le había

cierto, ni siquiera

se sintió pesado, bloqueado,

no estaba a

notablemente, y sus movimientos se volvieron más

Habían pasado varios años.

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