Las lágrimas de Evrie se derramaron.

Se acumularon en su barbilla y cayeron al oscuro suelo.

Ella levantó la mano para secarse las lágrimas y miró hacia la luz que tenía delante.

Entre brindis y luces brillantes.

—Está bien, ya entiendo. —

Le dejó unas palabras, dándole la espalda—También te deseo que encuentres tu lugar en este mundo y todo te vaya bien.—

Dio un paso y se fue.

Su silueta se perdió rápidamente entre los invitados del banquete.

Farel se recostaba en el auto, mirando en silencio hacia delante.

—Ay…—

Detrás de él, un suspiro interrumpió el silencio, Berto apareció de la nada.

—Eres más terco que ella. —

—¿Tan difícil era pedirle disculpas? —

Farel—Ella es demasiado ingenua, aún no ha madurado. —

Berto le hizo una propuesta sorprendente—Si no hay otra solución, puedo volar a Marín por los aires para animaros a ambos. —

Farel—Adelante, hazlo. —

—…—

Berto se quedó sin palabras.

Le echó una mirada y justo vio dos personas saliendo del salón, un hombre y una mujer, se veían muy unidos.

Eran Blanca e Ion, conversando animadamente.

Berto sintió un fuego en su mirada—Te dejo con tu problema, el mío está aquí. —

ya está decidido, nuestro equipo presentará el diseño preliminar lo

por tu trabajo.copy right

sonreía con

llevo a casa.

se moleste, Sr. Ion, aunque he bebido algo esta noche, puedo tomar

para una mujer tomar un taxi

una señal y el conductor se

la puerta del coche, invitando a Blanca—No seamos extraños, no me

la insistencia

el borde de su vestido y se preparó

instante, un hombre se interpuso, acompañado de una voz

que ella, la llevaré yo, no hay necesidad de que usted haga el

quién era, el rostro de Blanca se

baja—¿Qué haces aquí?

brazo, la llevó a un coche cercano, abrió la puerta del copiloto y la metió

camino a casa.

camino compartido?

puerta del auto se cerró con

se giró hacia Ion, que

una pequeña disputa. Le deseo un buen viaje,

se subió al asiento del conductor y se alejó

quedó pensativo en su

algo complicado entre esos dos.

momento y le

chica? Tranquilo, estas cosas hay que

a Jacinto—¿Tienes

encogió de hombros—Todavía no he

Ion—…—

camino, Blanca insistía en bajarse

me estás molestando. No quiero ir en tu coche, ¡para ya!

se veía visiblemente enfadada—Eres tan despreciable.

qué soy

pares el coche ahora, no quiero hablar contigo.

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