Por su tono de voz, Evrie sabía que era algo que le alegraba mucho.

No pudo evitar reírse con él.

—¿Qué buena suerte has tenido?— preguntó.

—En fin, es algo bueno, primero déjame darte esto.—

Valerio sacó una olla térmica del auto y se la metió en los brazos a ella.

—Mi madre te ha preparado una sopa para fortalecer el cuerpo, acuérdate de tomarla.—

Evrie abrazó la olla térmica con destreza, sintiendo un calor en el corazón —Dale las gracias a Doña Nieve de mi parte.—

—No tienes porqué agradecer. Somos familia. —dijo Valerio como si no fuera nada.

Evrie llevaba ya un año tomando esa sopa.

Cuatro años atrás, no se había recuperado bien después del aborto espontáneo, dejando muchas secuelas, la más grave de ellas era el frío en el útero, que le dolía cada mes hasta el punto de sudar frío.

Nieve había consultado con un médico tradicional, quien dijo que era necesario un tratamiento a largo plazo.

De lo contrario, tendría dificultades para concebir en el futuro.

Por eso Nieve había buscado varias recetas, y esta sopa era una de ellas para fortalecer el cuerpo. La preparaba cada semana y se la enviaba a través de Valerio.

La bondad de Nieve hacia Evrie ya superaba la de una madre biológica.

Ella se sentía muy afortunada, al menos en el aspecto del amor materno, Valerio no escatimaba en compartirlo con ella.

Solo que ella, de forma indirecta, había causado que él perdiera algo muy importante.

Evrie bajó la cabeza, sintiéndose algo culpable.

Entonces decidió ser sincera—Lo siento por lo del zoológico...—

—Ya está resuelto.—

—¿Qué?—

Evrie levantó la cabeza, confundida.

qué le pasó por la cabeza, pero después de que

Evrie se quedó perpleja.

había cancelado el plan de

devuelto el

abrió el chat de WhatsApp con Farel. Aparte del mensaje que acababa

nada sobre ese

había

fuera por Valerio, ella todavía estaría

cerró los labios y guardó el teléfono, sintiendo una pesadez en el corazón, una sensación

sopló, trayendo de vuelta sus

últimamente, y ya podía sentir el frío

olla térmica y le preguntó a Valerio—¿Quieres subir

cabeza,

y ya no es apropiado que visite tu casa solo, si Farel, ese rey de los celos, me ve, podría molestarse contigo en privado y

mucho

con desdén—¿Qué

dio la vuelta y saludó con la mano,

casa,

soledad, incluso si él lo escondía bien, ella podía

vista hacia la luna llena en

era como un

Solitario pero brillante.

adelante, él

y se dio cuenta de que no había comprado comida; el refrigerador todavía estaba

de salir después

algo junto con la sopa de la olla

timbre de la

levantó para

repartidor en uniforme amarillo, por costumbre profesional, dijo—Por

—Claro, gracias.—

cuando una mano grande se introdujo desde un lado,

continuación, una figura alta y erguida apareció frente a Evrie, ese rostro de líneas

de

preguntó desde la puerta—¿Qué haces

—Entrega a domicilio.—

de abierto y

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