ríe sintió cómo su rostro se enrojecía visiblemente en un instante.

—Tú, tú...—

Balbuceaba, sin saber qué decirle.

Solo pensar en esa imagen ya era demasiado para ella.

—¿Qué pasa, no soy decente?—

Farel le dijo, con un aire serio, sin un ápice de vergüenza.

Evrie sintió un tirón en la comisura de sus labios, hasta su cuello se había tornado rojo—Así que lo sabes...—

—Es muy normal —Farel le explicó con seriedad—Todos los hombres son así, incluso aquellos que parecen muy serios por fuera, en privado son...—

—Ya basta, no sigas —

Evrie no quería escucharlo más, levantó la mano para taparse los oídos.

Eran palabras demasiado crudas para ella, no quería escucharlas.

Por primera vez sintió que, sin importar cuán excepcional fuera un hombre, todos tenían esa misma debilidad innata.

¡Es algo natural!

Farel, viendo que su ánimo había mejorado considerablemente y sus pómulos se habían teñido de un rojo intenso, sonrió ligeramente y dejó el tema de lado.

—Está bien, no hablaré más de eso.—

La conversación tuvo un impacto profundo, incluso cuando llegaron al pie de la montaña, Evrie aún no se recuperaba completamente.

Range Rover se detuvo en un claro de hierba llano, y siguiendo las indicaciones de Pablo, encontraron un sendero

lugareños tomaban habitualmente para subir a la montaña en busca de hierbas medicinales, era menos pulido que una carretera principal, pero reducía la duración del camino a la mitad.copy

camino desde niña y estaba acostumbrada

llevaban zapatillas y ropa deportiva,

largo del camino, Evrie se

vivencias en cada

que había recorrido incontables veces en su

nacido y crecido

dejó aquel

la vida de una niña del campo que logra

era como una hierba tenaz, siempre creciendo hacia arriba, luchando y escalando, hasta

mano, entrelazando sus dedos,—Me siento honrado de haber conquistado el árbol más terco de esta

ante su broma y rápidamente se defendió—No

eres el árbol

evitar sonreír, agregando

levantó la cabeza, con un brillo tímido en sus ojos—Eso está más

se detuvieron varias veces, no les tomó más de

lejos, vieron la tumba de Marcela, ubicada discretamente en una esquina junto a

que siguió las costumbres locales y la enterró en su propia tierra. Visita para apoyar

estado trabajando y Pablo tenía

y con

vista, se veía llena de

cabello despeinado y en desorden, sin nadie que se

enterrada entre las malas hierbas, obstinada,

al

y por alguna razón, sintió una opresión en el pecho, un nudo en

limpiar la hierba que crecía frente a la

agachó

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