La permanencia de Evrie en el Barrio El Magnético resultó en que Farel se volviera loco una y otra vez.

A pesar de estar herido, eso no afectaba en lo más mínimo sus energías.

Hacer flexiones de brazo con una sola mano era algo que podía mantener por mucho tiempo.

Al final, Evrie no pudo resistirlo y terminó pidiendo clemencia, teniendo que ayudarle a bañarse con ambos brazos adoloridos.

Porque la herida no podía mojarse.

Al día siguiente, ambos tenían que trabajar.

Evrie se levantó temprano por sí misma. Al abrir los ojos, todo lo que veía era una escena familiar y que hacía mucho no veía.

El sol, su cama, Farel a su lado.

Todo parecía como si nunca hubiera cambiado, esos cuatro años parecían un largo sueño.

Evrie sonrió con los labios apretados, se movía con cuidado, y después de asearse fue a la cocina.

No quedaba mucho en el refrigerador, pero era más que suficiente para preparar un desayuno.

Cuando Farel terminó de asearse y salió, Evrie ya había servido el desayuno en la mesa..

—¿Ya despertaste? Justo a tiempo para comer.—

Evrie se quitó el delantal y lo invitó a sentarse de manera natural.

Farel no dijo nada, simplemente la abrazó, inclinándose un poco y apoyando su barbilla en su hombro, con un aire perezoso y pegajoso.

—¿Preparaste el desayuno especialmente para mí?—

dejó abrazar

de todo estás herido, no puedo ser tan delicada como para dejar que un herido cocine para mí,

su cintura, atrayéndola

de buenos días, quién me lo

palabras

dio un piquito en los labios, sus ojos brillaban de

no fuera por considerar tu cuerpo, podría quedarme dos días sin salir

de hablar de eso, vamos a comer.— Él era hombre de

que eso fuera una

Después de desayunar.

de

esperándolo en el coche abajo desde temprano, así que Evrie simplemente fue

estaba un poco

dará por vencido así como así,

batalla apenas

la situación se volvía

de sí mismo —No se preocupe, Srta. Evrie, cuidaré bien

le abrió la puerta del coche, preocupado —¿Estás segura

—No hace falta.—

la cabeza —Tengo que aprender a evitar peligros por mí misma y a enfrentar las dificultades sola. Si necesito que otros me protejan para todo, no tendría la confianza para quedarme a tu lado, y no

Farel —...

primeras

daba una sensación de atasco en el

callado por unos segundos, le cerró la

—Vamos.—

seguridad, pisó el

se fue

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