Capítulo 40

La advertencia del representante no era tina amenaza, sino una realidad.

Había un caso reciente en las noticias donde un lider de proyecto de una gran empresa fue demandado por su empleador anterior por negligencia y causar grandes pérdidas a la compañila, justo en el momento en que su contrato estaba por expirar y estaba en contacto con otra empresa.

El resultado fue que el antiguo empleador lo demandó en la corte, acusándolo de negligencia, inacción, no cumplir con sus deberes y causar grandes pérdidas a la

empresa.

Esto fue simplemente una excusa para imponer un cargo, una acción deliberada por parte del antiguo empleador. El caso se arrastró durante dos años y, aunque el tribunal finalmente no encontró culpable al empleado, el tiempo y la energía que gastó en el caso, así como la difamación de su reputación, lo dejaron incapaz de seguir trabajando en la industria.

Cira apretó los labios: -Entiendo lo que dice.

Después de cenar, se separaron.

Cira fue al baño del restaurante y, mientras estaba en el cubículo, escuchó accidentalmente a dos camareras hablando.

-¿Notaste a la mujer con el señor Vega? Me parece que tiene segundas intenciones.

-Sí, también lo noté. Parece ser la secretaria del señor Vega. No solo no le impide beber, sino que le sigue sirviendo vino, como si quisiera asegurarse de que se emborrache.

Las camareras comentaron sarcásticamente: -Por supuesto, tiene que emborracharlo para subir a su cama. Las chicas de hoy en día son muy astutas…

-¡Shh! Vamos, todavía tenemos que ir por más vino.

Después de que se fueron, Cira salió del cubículo y se lavó las manos.

Recordando las palabras del representante de recursos humanos, dudó un

seguir a las camareras hasta el salón

estaba cerrada y Cira, fingiendo pasar por

vistazo.

+15 BONOS

ebrio, apoyando su cabeza en su mano y con una sonrisa poco habitual en

dejaba su copa, la secretaria le servía más vino.

quizás por su estado de ánimo,

un contrato para que lo firmara, la secretaria incluso

Cira se sorprendió.

conspirando contra

momento, él puso el

con calma: -Ya he dejado claras las condiciones, señor Chaves. Si aún no lo ha decidido,

Cira se alejó

y comenzó a pasear casualmente afuera. Poco después, los clientes salieron del restaurante y se fueron en sus coches.

su secretaria, salió al final, caminando con

cara roja usualmente. Pero cuando se ponía de cara,

borracho.

a subir al

però preocupada por la acción de la secretaria de ayudar a Morgan a firmar el contrato,

de seguridad del restaurante, descubriendo que ella también estaba allí y había visto todo sin intervenir, ¿podrían acusarla falsamente

una pausa.

cuenta de que no confiaba plenamente en

durante los tres años que trabajó con él y subconscientemente creía que él no dudaría en actuar sin piedad si ella lo provocaba.

no mostró afecto hacia ella; y

LUL

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