Capítulo 57

Pasando por la heladería, Emilia pidió de forma coqueta a Morgan que le comprara un cono de helado. Quintina también dijo que tenía sed y quería uno. Morgan asintió despreocupadamente y les dijo que escogieran ellos mismos.

Vio un cono de helado de galleta crujiente y recordó vagamente que a Cira le gustaba. Tomó uno, pero al girarse vio a Cira abriendo su termo para beber agua.

Cira no era que no le gustara el helado, sino que la última vez tuvo un dolor menstrual terrible y pensó que podría ser una lesión por un aborto espontáneo. Decidió cuidarse, no comer nada frío y solo beber té de dátiles rojos.

Morgan, sin expresión, devolvió el cono al refrigerador.

Emilia soltó un ¡Ay! cuando el helado se derritió y ensució sus dedos. Se limpió con una servilleta, pero aún se sentía incómoda por lo pegajoso: -¿Hay un baño aquí?

-Sí, sí, está por allá, solo gira la esquina–indicó el gerente del centro

comercial. Emilia tiró su cono: -Hermano Morgan, voy a lavarme las manos, espérame.

Morgan estaba hablando con la gente de la marca, no estaba claro si escuchó, pero asintió de todos modos.

Emilia se fue sola.

paseaba por otros lugares y casualmente escuchó a

exhibicionista ha estado rondando cerca del centro comercial! Lo vi de

sabemos dónde

miró a su alrededor. Morgan aún hablaba con la gente de la marca, Quintina

su reloj, habían pasado diez minutos y tenía un mal presentimiento.

llegar, escuchó el grito agudo

allí y vio a Emilia aterrorizada, con

claramente desequilibrado,

asustada que, al resbalarse en los azulejos, cayó al

pared y lo golpeó en la cabeza al exhibicionista, que cayó

Ambas corrieron frenéticamente.

guardias de seguridad se apresuraron

pensar, corrió instintivamente hacia él. Morgan, al verla, también

esa situación estaría

estar a su lado y corrió hacia él con todas

de llegar, sus ojos se llenaron de lágrimas

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