Capítulo 80

En ese momento, el anfitrión se acercó para saludar: -¡Morgan!

Morgan sonrió y al mismo tiempo susurró a Cira: -Cuando comience el baile, ve hacia la izquierda, te sujetaré.

¿Ir hacia la izquierda? Cira no lo entendía, pero el hombre de mediana edad ya estaba frente a ellos, y las preguntas que quería hacer tuvo que tragárselas.

-Tío. -asintió Morgan.

El hombre, de casi sesenta años, tenía una apariencia amable y afable: Hablando de ti, todos estamos aquí para divertirnos, la amabilidad es la clave para hacer negocios. Pero mira lo que has hecho, espantaste a la gente directamente.

Aunque sus palabras parecían un reproche, en realidad, su tono era más bien burlón. Se podía ver que apreciaba mucho a Morgan.

Morgan también lo trató con cariño, algo que Cira nunca lo había visto antes hablar así con ninguna persona, incluido con su propio padre.

-¿Tío, me estás echando la culpa? Estaba deshaciéndome de los problemas en nombre de mi tío, para evitar que esa escoria manche su barco.–Morgan le respondió.

-¡Siempre tienes tú la razón! -el señor Guzmán se rió a carcajadas. Pero, ¿ Calmente crees que te culparía por un forastero? Eres casi como mi hijo,

naturalmente, ¡tengo que apoyarte!

Cira reflexionó en silencio, ¿casi como su hijo?

¿Eso significaba yerno o hijo adoptivo?

Morgan, ¿cómo no sabía que la relación entre la familia

casualmente:

¡Gerardo!

al escuchar ese nombre y, de manera instintiva,

expresión imperturbable, concentrado en la conversación con el señor

dio cuenta en ese momento de que

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de sus movimientos. Esta vez, lo he llamado de vuelta, pero si ha regresado y subido

acerca a su madre, más preocupado estoy. En serio, si un día llega la

con indiferencia: -Cada persona tiene sus propios caminos. Cira apretó el vaso que tenía en

Gerardo Guzmán…

Gerardo Guzmán.

y, por un momento, su mente volvió a antes

cargada de deudas, aún no se había encontrado con Morgan en una noche lluviosa, y no había experimentado estos tres años de secretos inconfesables y confusión sin

una y otra vez a Gerardo. preguntándole por qué no le

-¡Ay!

sabiendo cómo, tembló un poco y el vino en el vaso que

camarero para que trajera una toalla cuando Cira rápidamente sacó una servilleta

incluso caminando con cuidado puedes chocar con cosas. Es realmente vergonzoso. -se burló el señor Guzmán de si mismo, pero

personas pueden

la miró de reojo.

-Eh, gracias.

el señor Guzmán al ver a Cira, luego miró a Morgan y sonrió

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