Capítulo 0245

Cuando Morgan bajó las escaleras y se subió al coche, dijo: – Regresa a Costa Bella.

El conductor entendió y lo llevó de vuelta.

Miró a Morgan por el retrovisor, notando una sonrisa leve en sus labios, algo que no estaba presente antes. Esto indicaba que la media hora que pasó con la secretaria López lo dejó satisfecho.

Con valentía, el conductor le preguntó: -Señor Vega, ¿la secretari López regresará pronto a trabajar a su lado?

-Ay, no tengo ninguna otra intención, simplemente no lo entiendo. Pero siento que, entre las secretarias que le informan sobre el trabajo. en el camino, la más concisa y clara es la secretaria López. Siento que con ella, ahorra mucho tiempo y esfuerzo.

Normalmente, Morgan no hablaría de estas cosas con el conductor, pero su estado de ánimo era bueno, así que respondió: -Claro que sí, ella fue entrenada personalmente por mí.

Totalmente diseñada según sus preferencias, una secretaria que cumplía completamente con sus gustos.

Entonces, ¿cómo podría dejarla ir?

La casa en Costa Bella era un pequeño edificio de tres pisos, desde lejos, el conductor vio a alguien parado en la entrada de la villa.

Era una mujer.

Aunque la mujer estaba parada bajo el alero, la lluvia la empapaba mientras el viento la azotaba. A pesar de ello, los faros del coche la iluminaron directamente, permitiendo ver que la mujer temblaba bajo la lluvia.

la

la mirada.

coche, mostró sorpresa en el rostro y corrió hacia ellos bajo la lluvia. El conductor rápidamente pisó el freno.

la parte trasera del coche, golpeando la ventana y

la ventana.

finalmente lo vio,

la miró empapada, con expresión impasible, y le preguntó: -¿ Cómo sabías que

ayer y hoy, debido a Cira, no fue a la empresa. Sin embargo,

percibió la peligrosa implicación en sus palabras

la cabeza: -Yo, yo no lo he seguido, tampoco he sobornado a las personas a su alrededor, no me atrevería. Solo vine todos los días a Costa Bella para ver si regresaba, y

respuesta, y tampoco le

le indicó al conductor que

no pudo evitar pensar en que esta era una actitud que aún estaba dispuesto a escuchar explicaciones, que todavía quería

bajo la lluvia, temblando de frío, con

luciendo

lluvia que caían desde sus mejillas hasta

mi intención, fui

teléfono de Cira al

día siguiente por la tarde, cuando su cuñado vino a visitar a su madre, le pidió que

móvil, primero, llamó a Clara para preguntarl

perpleja: -Estoy

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