Capítulo0348

-No fui yo.

Cira perdió la cuenta, diciendo esas tres palabras varias veces en tan solo una hora.

-No he hecho algo así, y no lo haría… Si quisiera hacerlo, no dejaría tantas pistas, permitiendo que la policía me rastreara sin problemas.

La segunda mitad de la frase provocó que la expresión fría de Morgan se transformara en un leve gruñido.

Cira no sabía si ese gruñido significaba creencia o incredulidad. Volvió a abrocharse el cinturón de seguridad sin deseo de convencerlo de que creyera.

Le envió un mensaje a Isabel: [Isabel, ¿tienes tiempo más tarde? Tengo un problema, hablemos por teléfono.]

Isabel no respondió de inmediato.

Morgan le pidió a Helena que condujera, preguntando con indiferencia: -¿Los padres de Estela saben de esto?

Helena respondió: -Sí, ya lo saben, pero están de vacaciones en el extranjero en que han dejado que el señor este momento. Les llevará un tiempo regresar, ast

García se encargue de todo.

Cira aún quería conocer los detalles, inclinándose ligeramente hacia adelante: Anoche, ¿no fuiste a buscar a Estela, secretaria Quiroga?

como para recibir permiso, al ver a Morgan cerrar ligeramente los ojos, ella

quedarse un par de días más en Xoán antes de regresar a Sherón. Como el bar estaba muy ruidoso, salí a llamar al señor Vega para pedir permiso. Después de obtener la aprobación del señor, volví a entrar al bar, pero no la vi en

-¿Cómo descubrieron que algo le había

partes. Cuando- el camarero fue a verificar,

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a mirar. En ese momento, la señorita Zavala ya estaba casi desnuda, a punto de

de sus palabras: -¿No llegó a ocurrir

si es así, tanto la familia García como la familia Zavala definitivamente buscarán la verdad hasta el

se sintió aliviada al escuchar que lo peor no había sucedido. Siendo

y la miró de reojo, notando lo que estaba pensando.

La familia Zavala solo tiene una hija, Estela, y

he hecho

Morgan fue inexplicable: -Eso dependerá de si esa «justicia>> es

ellos ya me han acusado como culpable, incluso si los

dijo nada. Las luces de la calle seguían iluminando su rostro, y no se podía adivinar

que eso no tenía sentido.

rápidamente hacia adentro. Morgan también bajó del coche, pero no entró de inmediato. Se quedó junto al coche, encendió un cigarrillo

mostró interés: -¿Qué está pasando

le había dicho que

situación. Isabel, después de escuchar: -Lo entiendo. Liberaré un poco mi agenda y volaré a Xoán

tan ansiosa:

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