Capítulo 499

Cinco horas después, el avión aterrizó en la ciudad de Sherón. Helena había llegado antes al aeropuerto con un convoy de autos para recogerlos.

Cira se dirigió directamente a uno de los coches, con la intención de sentarse en el asiento del copiloto y romper cualquier posibilidad de estar en el mismo espacio que Morgan.

Però justo cuando abrió la puerta del coche y se dispuso a subirse, Morgan la arrastró al asiento trasero. No pudo hacer nada para resistirse, así que giró la cabeza hacia la ventana una vez adentro.

Helena preguntó con cuidado: -Señor, ¿vamos a la zona residencial Costa Bella?

-Sí.

Cira refutó de inmediato: -Quiero ir al hospital a ver a mi mamá.

Morgan respondió con indiferencia: -Está en la UCI, donde no te permitirían entrar. ¿Y qué pasaría si fueras a verla? No voy a dejar que te quedes en el hospital con ella.

Es asunto mío si me quedo o no. ¿Te importa acaso?

-Entonces inténtalo, a ver si me importa -respondió Morgan, girándose hacia el conductor y ordenándole-. Llévanos a casa.

Cira elevó el volumen y gritó: -¡No, quiero ir al hospital!

El conductor, por supuesto, obedeció las órdenes de Morgan y configuró la navegación hacia la zona residencial Costa Bella. Al ver eso, Cira respiró

-Entonces déjame bajar. Iré al

sin expresión en el rostro, así que continuó conduciendo sin detenerse, ignorando las palabras de Cira como si fueran aire. Tan frustrada como enojada, Cira se levantó de repente y

pilló al conductor desprevenido, causando que el auto se tambaleara en la carretera. Afortunadamente, no había otros

su agarre y al siguiente momento, apareció en la mano una astillà de porcelana, que presionó rápido y precisamente contra

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se sobresaltó y exclamó: —¡Señor Vega…! ¡Señorita López, por favor, no haga

ojos entrecerrados, sin siquiera esperar que las cosas

donde sostenía la astilla, ella dijo palabra por palabra: ¡Quiero ir

haberla escuchado, y se limitó a preguntar:

como si no le importara en absoluto que el pedazo afilado que estaba presionando su arteria pudiera matarlo en

sereno se mantenía, más ansiosa se volvía Cira, de modo que no pudo evitar ejercer más fuerza. Enseguida, la punta cortante de la porcelana atravesó la fina capa de piel, haciendo que

Ante eso,

-¿Está tratando de matar

-¿Cuántas veces necesitas

fue directo a agarrar su

se sorprendió y aumentó de inmediato la presión, lo que hizo que

fue simplemente ahuyentarlo, pero Morgan no tuvo el mínimo miedo, agarró

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