Capítulo236

-¿Por qué no regresaste a Villa Nube?

Bella prefirió no decir nada.

Pedro se sintió ligeramente molesto: -Dejando de lado lo de anoche con el cambio de vendajes, tú empujaste a tío y lo hiciste caerse y lastimarse la espalda. No puedes simplemente irte así.

Al oír esto, la cabeza de Miguel empezó a zumbar.

Ay, no, si el director Romero decía esas cosas, el conflicto solo podía empeorar.

Y efectivamente, Bella se enfureció al escucharlo.

-¡Yo no he hecho nada malo! Ustedes me llamaron para ir al hospital, me interrogaron tanto y aun así creen que no debería haberme ido. ¿Acaso tengo que esperar a que me condenen y luego ir a pedirle perdón de rodillas a tu tío y a Anna?

Pedro se quedó sin palabras, atragantado por la réplica.

Miguel realmente no podía soportar más la situación, le hizo frenéticas señas al conductor para que bajara la división, antes de que la batalla campal les alcanzara.

Mientras se bajaba la división, la irritación de Pedro también afloraba. -Bella, ¿crees que te hemos acusado injustamente?

esa bolsa de medicamentos? ¿O es que no te enfadaste cuando viste a Anna antes de ir a la

hizo una prueba de huellas

Te di la oportunidad de elegir cualquier puesto en Grupo Romero, pero tú la rechazaste, y aun así no puedes soportar a Anna. ¿Qué es lo

de ustedes, ¿acaso no lo

quien se niega a firmar en el Acuerdo de Divorcio y Anna no está tranquila. ¡Por eso ella ha tenido que recurrir a todo

jugaría así con su propia salud y

lo está haciendo.

a quedarse sin palabras. Al ver la frialdad en el rostro y la mirada gélida de Bella, solo

acurrucado cariñosamente entre sus brazos, y ahora lo trataba como a un completo extraño, no, incluso

¿podrías ser un poco más razonable?

volver a sentir su delicadeza, pero Bella se

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entonces se arrojó sobre ella, y Bella, sin poder esquivarlo, lo

gimió dolorida, y las lágrimas brotaron de sus ojos por el dolor.

mano?

cuenta de que algo andaba mal y miró la pequeña mano que sostenía. —¿Estás herida? ¿Por qué no me lo

retiró su mano, y con voz ronca por el dolor, respondió: -No es asunto tuyo.

abrigo, pues no quería

más cercano. -ordenó Pedro al

se negó: -¡Quiero ir a casa de mi abuelo,

miró con sus ojos oscuros. ¿Crees que tu abuelo no se preocupará al verte así?

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