Capítulo 67

A veces, cuanto más intentas ignorar los rumores, más se empeñan en hablarlos frente a ti, deseando rasgar esa máscara de calma y verte desmoronarte por las burlas.

-¡Con solo verle la cara ya se sabe a dónde van!-

-Debe ser como Leonora, una seduciendo al jefe y la otra quién sabe a quién tratará de atrapar-

-Jajaja, ¿no será que también quiere seducir al jefe? Eso sí que sería divertido, una pelea de perros por hueso, seguro que es todo un espectáculo-

Melody apretó los puños, encendió el ordenador y vio que Leonora le había enviado varios archivos, explicándole las tareas diarias y los procedimientos de la empresa. Se esforzó por bloquear el ruido exterior y se concentró en su trabajo, decidida a hacerle honor a la ayuda que Leonora le estaba brindando.

Por la tarde, Darío regresó, como siempre seguido de Leonora. Al pasar junto a Melody, dejó un dulce sobre su escritorio y preguntó, -¿Todo bien? ¿Nadie te ha molestado?-

Melody levantó la vista, con una mirada fría que parecía no preocuparse en lo más mínimo, -No te preocupes, no les he dado importancia-

-Espero que puedas aguantar, cuando tu taller recupere su brillo, ya no tendrás que aguantar a esa gente- Leonora la miró con cierta pena, -Lamentablemente, esto es lo único que puedo hacer en estos momentos por ti…-

preocupes, ya me has ayudado mucho- Melody le sonrió a Leonora, -No te preocupes

Tan pronto como ella se fue, las miradas que le

cierto respeto por el respaldo que Melody tenía detrás. Ella se rio para sí, pensando que así eran las cosas en el mundo laboral.

caer la tarde, cuando salía del trabajo, Leonora esperaba abajo, pero vio a Briar acercarse a la entrada de la empresa. El guapo hombre entró con paso firme y una presencia intimidante. Al verlo, Leonora inmediato le mandó un mensaje a Melody para que esperara antes de bajar, pero justo cuando el

al ver a Melody y no pudo evitar elevar su tono

tenía un tono de sospecha, como si Melody estuviera involucrada

del ascensor, y lo miró fijamente a los ojos, diciendo, -Eso no es asunto suyo, señor Briar Yelamos-

ascensor, se detuvo al escucharla y se acercó rápidamente, agarrándola del brazo,

como piensa, señor Briar Yelamos. Por más que me haya vetado, no me rebajaría a ascender por medio de un hombre. ¡Suélteme,

en su pecho, soltándola de inmediato. Tan pronto como la

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fuera un completo desconocido

cuando Dario salió de pro ascensor

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