Rómpeme Cúrame y Olvídame

Capítulo 95

Melody salió apurada del restaurante y paró un taxi para irse derechito a casa. Pero nunca imaginó que, apenas se sentó a trabajar en sus diseños, Briar ya estaba tocando a su puerta.

Cuando abrió, no pasó por su mente que Briar fuera a buscarla otra vez. La última visita había sido todo menos agradable. Iba a cerrar la puerta sin pensarlo dos veces, pero Briar se quedó parado en la entrada, mirándola con una sonrisa irónica. -Cierra si quieres, pero si no te importa que tu hijo esté ardiendo en fiebre…-

Melody se quedó helada en el acto, y al darse cuenta, olvidó su molestia con Briar y le agarró la camisa mientras gritaba, -¿Qué le pasó a Eric?!-

Veinte minutos después, Melody vio a Eric. El niño estaba en la cama, rojo como tomate y respirando con dificultad, la frente ardia y se veía débil.

Melody

dy se sentó a su lado, tocó su frente y de inmediato revolvió la casa buscando medicinas. Levantó a Eric de la cama y bajó las escaleras con agilidad para traerle agua fresca -todavia se sabía de memoria cada rincón de la casa de los Yelamos, todos esos detalles seguían vivos en su memoria.

mano, Eric despertó

derritió. Le dio el medicamento y le dijo, -¿Cómo te dio fiebre, mi

– interrumpió Bria

a Briar y se acurrucó en las cobijas, agarrando la mano de Melody con fuerza. Melody entendió el mensaje de su hijo y le acarició la cara antes de girarse hacia Briar, -¿No puedes dejar de poner esa cara de pocos amigos? Si eres su padre, ¿no te das cuenta que lo asustas?- -¿Asustarlo? Briar se burló con

le -Si no

el problema eres tú?- Melody no pudo contenerse y gritó,-¡Briar, no siempre es culpa de los demás! ¿Qué crees que tú no te equivocas?-

que solo transmitian frialdad. -Lo acogi en la casa de los Yelamos, le di

estaba cruzando la linea. Cada vez que Briar lo veía, le brotaba la ira. No entendía por qué se enfurecía así, quizás porque, a pesar de ser su padre,

echazo.

tanto lo detestas, ¿por qué ho dejas que me lo lleve? A nosotros no nos interesa ni un centavo de la fortuna de los Yelamos. Me