Rómpeme Cúrame y Olvídame

Capítulo 259

Melody se distanció con una calma imperturbable, -Qué tal, Sr. Briar-

Ella claramente no quería enredos con Briar, y él lo notó, así que se detuvo y la observó a lo lejos.

Melody pensaba que Briar era un tipo raro.

Al principio, él hubiera hecho cualquier cosa para que ella se largara, y ahora que se había ido estaba haciendo lo imposible para que regresara.

Los hombres, siempre tan caprichosos. Solo cuando no pueden tener algo es cuando realmente lo desean.

Trey también se levantó del sofá y extendió su brazo para que Melody se apoyara. Ella sonrió y le dijo, -Gracias-

Trey le echó una mirada fría y no dijo nada más, pero al ver esa interacción entre ellos, Briar sintió un amargo sabor en el pecho.

Antes, ella solo tenía ojos y corazón para él, pero después de que se alejó, el mundo era suyo para volar libre, y ya no era una posesión privada solo para él.

queriendo acercarse y hablar con Melody,

instante.

costado de su cuerpo. Melody… ¿sabes cuán peligroso es el hombre que tienes a tu lado?

mirada de Briar se desvanecía detrás de ellos. El ceño fruncido del hombre se relajó un poco al mirar a Melody a su lado, con el rostro inclinado y su cabello cayendo suavemente, mostrándose perezosa pero coqueta en su vestido largo de color azul claro, muy femenino.

hombres ponian sus ojos

que estuvo en prisión

palabras cruzaron la mente de Trey y, sin mostrar emoción alguna, esbozó una sonrisa fugaz, tan rápida que era casi

las cosas estaban tomando un giro más

las entrevistas, los fotógrafos y periodistas con sus equipos y micrófonos se abalanzaron como si fueran una estampida, sin importarles nada. Algunos se enfocaron en Briar, persiguiéndolo por

abrían paso entre la multitud extendiendo sus micrófonos, casi golpeando a Ángel en la cara, -Disculpe, ¿ustedes son del estudio del juego ‘Flecha de Cupido‘? Somos periodistas

Darío Iglesias era

Capitulo 259

todos los ángulos, ¡Sr. Iglesias, Sr. Iglesias! ¿Por qué hizo una inversión tan grande en un juego

paciencia que Briar y, al no poder aguantar más, gritó, -¡Déjenme en paz! ¿Qué pasa, no puedo disfrutar de un