Capítulo 3

Sels años después, en la estación de tren de Puerto Rafe.

Carol, acompañada de sus tres hijos, atrajo todas las miradas en cuanto salieron de la

estación.-

Ella vestia ropa sencilla pero con una belleza natural que hacía imposible no mirarla, cada gesto suyo era hipnotizante.

Los niños, tiernos y adorables, tenían los ojos grandes que asomaban por encima de las mascarillas, brillantes y redondos, con pestañas que parpadeaban conquistando corazones al instante.

¡Era como si engañaran a la gente para tener más hijos!

Carol no les prestó atención a las miradas, se quedó parada a la salida de la estación observando el entorno, que le era familiar pero a la vez extraño, y se llenó de emociones.

En aquel entonces, Aspen la acusó de ser deshonesta y la colocó en el ojo del huracán.

Un mes después descubrió que estaba embarazada, lo que parecía confirmar las palabras de Aspen, y los chismes casi la ahogaron.

Sus padres adoptivos, avergonzados y viendo que ya no era de utilidad, cortaron lazos con ella y la echaron de casa.

Ella sabia que los niños eran de aquel hombre desconocido en el aeropuerto. Pensó en abortar, pero después de mucho reflexionar, no pudo hacerlo.

¡Eran sus hijos!

El destino los había unido, y por difíciles que fueran las cosas, ella debía traerlos al mundo y cuidarlos.

Temerosa de que su reputación afectara el futuro de sus hijos, se marchó de Puerto Rafe a vivir al campo.

sobrevivir era difícil, y encontrar trabajo era su primer gran

necesitaba trabajar,

que comer, ir al hospital a dar a luz, preparar dinero para la comida y la educación

por miedo a ser despedida,

la llevó a desnutrirse y a sufrir

15.08

nueve meses, se desmayó de cansancio camino

despertar, ella y sus hijos estaban en la profundidad de la

le realizó

llevó a la

por qué los abandonaron

le dijo que los había encontrado por accidente

pasaron cinco años, viviendo con

pensar en la educación y en el futuro de ellos.

un buen lugar, pero una vez que su salvador faltara, solo

mundo con esfuerzo y no podían simplemente vivir sin sentido. Debían ver las maravillas y los colores de la vida humana.

pensarlo, se despidió de su salvador y bajó

volver a Puerto Rafe, ya que no había olvidado lo que había

atrás.

al intentar registrar a sus hijos, descubrió que

¡Si ella había firmado los papeles de

que pudiera resolverlo. Al estar todavía casada,

Aspen no la quería,

hijos!

a sus hijos/

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