Capítulo 11

Ere obvio que Aspen había entendido todo mal, pensaba que Carol estaba coqueteando con él en público.

Sinvergüenza! ¡Irracional!”

Carol abrió los ojos como platos, sabiendo que él había malinterpretado la situación, y se apresuró a explicarle,

“Te malinterpretaste, solo quería ver tu…” Quería ver si tenías marcas de mordiscos en el hombro.

Aquel día, el dolor la había hecho desmayarse y luego despertar, y no había podido contenerse, mordiendo su hombro con todas sus fuerzas…

Si recibió una mordida tan fuerte como lo hizo, cualquier persona normal tendría cicatrices.

Si tenía las marcas de sus dientes en su hombro, eso probaría que él era aquel hombre salvaje.

Pero antes de que pudiera terminar su frase, el celular de Aspen sonó de repente, él lo tomó y contestó, “¡Habla!”

Luego su expresión cambió rápidamente,

“Voy para allá ahora mismo.”

Colgó el teléfono y Aspen salió apurado, ya no estaba tan calmado, tenía ansiedad y preocupación en sus ojos.

Abel, al verlo, supo que algo le habia pasado al Señorito Miro.

En este mundo, lo único que podía hacer perder la calma a Aspen era Miro y aquella mujer de hace seis años.

Miro era el hijo biológico de Aspen.

Aquella mujer, por supuesto, era la madre de su hijo que Aspen nunca pudo encontrar.

Abel también cambió y rápidamente siguió a Aspen,

¿qué hacemos con esta mujer?”

siquiera se volteó,

su identidad, y corrió tras

policía, tengo tres hijos en casa y además no tienen padre. Sil la policía me

15:10

le pido disculpas! Pero mis hijos solo

que nadie lo lamentable que es para

su propio

no tenia planes de dejarla

aquí, más tarde decidiremos qué

aqui, mis hijos me están esperando en

asegurada con un

su celular, y sus niños estaban en

una detención ilegal, ¡déjenme

cuánto gritara, nadie le prestaba

la mansión más lujosa de Puerto Rafe,

siquiera quitarse la ropa ni

mayordomo Iván lo seguia

ansiedad, Aspen le preguntó, “¿Qué ha pasado

mayordomo se apresuró a explicarle,

la Srta. Ayla llegó de repente. Ella fue a ver al señorito con un regalo y no sé qué le dijo, pero de repente el Señorito Miro comenzó a ponerse violento y hasta

mirada de Aspen mientras

a si mismo?”

Señorito Miro no nos

“¡Bang!”

“¡Boom!”

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