Capítulo 23

Carol abrió los ojos como platos y le dijo a Aapen:

A ver, ¿qué quieres que te diga? Dices que no me crees cuando te hablo con la verdad. No tengo ningún interés en acercarme a ti y nadie me ha mandado. Si pudiera, me alejaria lo más posible de ti, jojalá y nunca necesite verte en la vida!”

Aspen se percató de algo y le replicó con frialdad:

“Si dices que no me conoces, ¿por qué entonces quieres alejarte tanto y no volver a verme? ¿Acaso te he hecho algo?”

Carol se dio cuenta de que había hablado de más y negó rápidamente:

“¡No estoy planeando ninguna venganza contra ti!”

“Entonces, ¿a qué viene lo que acabas de decir?”

“Yo… es que tu cara no me agrada, es tan feo que cada vez que te veo me recuerdas al mismo diablo, por eso prefiero mantenerme lejos.”

Aspen no le contestó.

La puerta del carro estaba

abierta y Abel con algunos guardaespaldas estaban parados al lado, cada uno con una expresión más impresionante que la anterior.

Aunque todos decían que su jefe era como el mismísimo diablo, pero…

se atrevia a decirselo en la

encima había dicho que su jefe era feo, ¡ja!

den nada hastal que esté dispuesta a hablar,” les ordenó Aspen, cerrando los ojos, sin querer verla

a bajar

aterrada, si la encerraban, ¿qué pasaría con

Pensando rápido, exclamó:

la esposa de

golpe los ojos

los guardaespaldas se miraban incrédulos.

mente con Aspen por haber usado su nombre para librarse, pero no le

que

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pasado

Luego, Insistió.

no me crees, puedes investigarlo. ¿Conoces a la

inmenso

de ellos, y yo, como su esposa, también formo parte. Si me haces algo, es como si se lo hicieras a él, y te

todavía estaba atónito, sin

no le

me ama tanto que no podría vivir sin mi,

labios,

mordia los labios, pensando que su jefe estaba justo ahi y

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