Capítulo 329

Ambos cayeron al suelo.

Aspen se desmayo, Carol guardó la aguja de plata y lo empujó con fuerza.

No perdió ni un segundo, con brusquedad empezó a desabrocharle el botón de la chaqueta y la camisa, t con fuerza y dejó al descubierto su hombro….

Al ver la profunda marca de dientes en su hombro, Carol contuvo la respiración. ¡Dios miol

Casi se asfixia antes de poder exhalar ese aire, retrocediendo con el rostro lleno de horror.

¡Era él!

Realmente era éll

¡Sin duda era éll

Carol temblaba, retrocediendo….

Aunque siempre lo sospecho, la sospecha era solo eso, y no se comparaba con la certeza impactaba, asustándola y enfureciendo.

Los recuerdos la inundaron como una marea, ahogándola.

que ahora la

Olvidó cómo respirar, como si se estuviera ahogando, retrocedió paso a paso hacia un rincón, se agacho y observó a Aspen con terror.

Miedo, nerviosismo, ira, rabia, resentimiento, todo se juntaba en ella como una montaña aplastandola, dejándola sin aliento.

Cuando ya no pudo más, perdió el control y soltó un grito,

“Ahhhhhh!”

Abel y Nathan estaban en la puerta y al escuchar el ruido, irrumpieron en la habitación.

Y entonces vieron la escena…

Aspen yacía desaliñado en el suelo, mientras Carol, con la cabeza entre las manos, gritaba desde un rincons

“¿Señorita Carol?!”

“Señor Bello!”

cuando Carol, llorando, corrió hacia la puerta, pero apenas habia, dado um perde- pasos,

en shock, sin entender nada.

más de media hora, Aspen

y al ver que

y el

entramos. Ella estaba gritando en un rincón,

Capitulo 329

Capítulo 329

al

guardó la aguja de plata y lo empujó con

desabrocharle el botón de la chaqueta

ver la profunda marca de dientes on au

se asfixia antes de poder exhalar ese aire, retrocediendo con el

¡Era él!

¡Realmente era ell

duda era él!

Carol temblaba, retrocediendo…

solo eso, y no se comparaba con la certeza que ahora la impactaba, asustándola y enfureciendo.

como una

hủy

retrocedió paso a paso hacia un rincón, se agachó y observó a

resentimiento, todo se juntaba en ella como una montaña aplastándola, dejándola

más, perdió el control y soltó

“¡Ahhhhhh!”

y al escuchar el ruido, irrumpieron en

vieron

la cabeza entre las manos,

“¿Señorita Carol?!”

“¡Señor Bello!”

pero apenas había dado un

se quedaron en shock, sin entender nada.

media hora,

lado de la cama de hospital y al ver que Aspen despertaba, preguntó con

cabeza y

Abel explicó,

debe haberte hecho desmayar con una aguja de plata, ya estabas asi cuando entramos. Ella estaba gritando

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