Capítulo 357

Justo cuando Carol estaba a punto de quedarse sin aire, él la soltó y se llenó de una emoción desbordante,

“¿Eres tú! ¡De verdad eres tú! ¡Has vuelto! ¡Finalmente has vuelto! ¡Ay! ¡Ja! ¡Has regresado, finalmente. decidiste volver!”

Su emoción era tal que comenzó a ahogarse en sus propias palabras, sus ojos se tornaron rojos de la emoción.

Ese beso, fue solo para confirmar lo que sentía.

El corazón de Carol latía con fuerza, entre nerviosa y asustada.

¿Realmente la había reconocido?

¿Sabía que ella era la misma persona a la que él había abusado en el aeropuerto hace seis años?

¿Se daría cuenta de que los niños eran suyos?

¿Intentaría quitarle a sus hijos?!

Las preguntas que había considerado incontables veces volvían a su mente, y Carol estaba al borde del pánico.

En ese momento, no tenía ánimo de reprocharle o condenarlo, solo estaba llena de preocupaciones.

Estaba aterrorizada de que descubriera a los niños.

De repente, no sabía cómo enfrentarlo, intentó empujarlo y huir, pero él la abrazó fuertemente desde atrás. “No te vayas, te lo suplico, no te vayas, no desaparezcas otra vez, no me evites más, me equivoqué, sé que me equivoqué. Si estás enojada, descárgalo conmigo, pero por favor, no me dejes de nuevo.

No tienes idea de lo difícil que ha sido buscarte estos seis años, cuánto me preocupaba por ti, ¡cuánto te he extrañado! Han sido seis años, ¡casi me vuelvo loco de tanto extrañarte!

Sé que estás enojada, puedes golpearme, insultarme, incluso matarme si quieres, pero por favor, no desaparezcas de mi vista de nuevo. ¡Realmente sé que me equivoqué! No desaparezcas otra vez…”

Hundió su cabeza en el cuello de ella, sollozando bajito como un niño herido.

se deslizaron por el cuello de

¿Él estaba llorando?

el acero, también podía llorar?

lágrimas en su

son inocentes, no descargues tu rencor sobre el

pido que no te vayas, quédate, dame la oportunidad

¡Su hijo!

hijo, Carol

huir, huir lo más rápido posible, no podía quedarse ni un

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Capítulo 357

de voltearse en sus brazos para enfrentarlo, levantó la mano hacia su frente.

que le

lo empujó, se levantó pensando en escapar, pero entonces

nerviosa, su nerviosismo la había mantenido tensa, sumado a la energía gastada en los momentos álgidos con Aspen, lo que debilitó su

su cerebro se colapsó, y se desmayó

repente, volvió a la calma.

mañana

“Ring ring ring…”

insistente sonido del teléfono móvil no paraba, Carol abrió los ojos de golpe.

una muralla humana, un pecho de tono grueso

abrieron de par

mirada lentamente… una mandíbula firme, labios delgados, una nariz prominente, pestañas largas y densas

rostro de alguien muy familiar para

garganta, la miró con los ojos bien abiertos, casi gritando

noche en la misma cama con él,

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