Capítulo 445

Aspen entrecemo los ojos con una expresión indiferente y dijo, “Es solo un intercambio justo.”

Lain lo miro con incredulidad, ¿Qué tiene de justo eso?”

Aspen respondió con calma. “También puedes elegir no aceptar, la decisión está en tus manos.”

Al escuchar esto, a Lain casi te de un patatús de la rabis, sus mejillas se inflaron como las de un pez globo, “Dices que puedo rechazar ¿Puedo? ¿Realmente puedo rechazar? ¿Tengo alguna opción?”

¡Este padre de pacotilla que quiere hacer un trato con él ahora amenazaba con contar todos los secretos de sus hermanos a su mamá si no aceptaball

Dios mío, eso era como tomarlo del cuello.

No queria ni pensar en lo que pasaría si su inocente mamá se enterara. ¿Qué pasaría si se enterara de que él era tan bueno ganando dinero que tenia miles de millones solo en efectivo en el banco?

¿O si supiera que Ledo no solo sabía pelear sino que también manejaba explosivos y todo tipo de armas de alta tecnologia? ¿Y qué tal si descubría que habian expuesto a Ayla en internet e incluso la habian “secuestrado“?

¡Ni pensario! Solo de imaginar la cadena de eventos que podrian suceder después de que su mamá se enterara, le daba escalofrios. Otros pueden ser que no entienden. Era un orgullo que los hermanos fueran tan capaces, ¿por qué no podian dejar que su mamá lo supiera?

Solo ellos sabian el porqué!

una sola pelicula de terror, además de ser muy sensible y propensa a preocuparse por todo hasta el punto de no poder dormir toda la

ganó su primer dinero serio,

tiempo, pensando que era una nueva táctica de los secuestradores y que su hijo estaba en

hacer mucho para calmar sus temores y asegurarle que

años, habian optado por mantenerla en la oscuridad sobre sus verdaderas

su mamá viviera sus dias feliz y tranquilamente

ese momento parecia más un

estaba enojado, el chico parecia demasiado calmado

mirándolo furiosamente, Aspen levantó una ceja

rugió, “¡No

“¿Estás enojado?”

“No, no estoy enojador

realmente furioso, furioso porque habían

calculado todo y aún así haber caldo en las manos de este

de llorar, Aspen, este padre sin corazón, de repente

sonrisa que alcanzó hasta sus

aún más, parecía un pequeño tigre furioso, y hasta su voz se volvió chillona, “¿De qué te

enojas, te pareces a tu mamá. Carol también

a decir que mi mamá es un tigre?

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