Capítulo 451

Aspen se quejaba en su mente mientras se quitaba con destreza el saco y la corbata del traje, después se despojó del reloj y se arremangó las mangas para entrar a la cocina.

Después de atarse el delantal y lavarse las manos, tomó el cuchillo y continuó cortando las papas que Carol había dejado a medias Era hábil con el cuchillo, y el ritmo de sus cortes resonaba en la cocina.

Antes de que Carol apareciera en su vida, a menudo cocinaba para Miro, siendo el tipo de hombre que manejaba tanto el salón como la cocina.

El sonido rítmico de los cortes atrajo la atención de Carol, quien había estado preocupada por un asunto de un millón de pesos hasta

ese momento.

Ella guardó su tarjeta bancaria y giró la cabeza hacia la cocina.

Hay que decirlo, ver a alguien con delantal trabajando en la cocina tiene su encanto, ¡y más si ese alguien es Aspen!

Casi alcanzando el metro noventa, su figura se veía imponente y elegante con una camisa negra metida en sus pantalones de vestir, que el delantal ceñía suavemente en la cintura, resaltando su esbelta figura.

Hombros anchos, piernas largas, cintura estrecha… definitivamente, un buen cuerpo.

No sabía si era por el millón que le había dado o por su atractivo físico, pero en ese momento, Carol no lo encontraba tan insoportable. Ella se acercó por iniciativa propia, “¿Necesitas ayuda?”

Pero la respuesta fue-

Aspen ni siquiera la miró, “No hace falta.”

“¿Eh?” Carol no entendió.

cabeza y la miró fríamente, “Eres

burlando de ella y justo cuando iba a

aquí,

ayuda, mejor para ella.

salió de la cocina para ocuparse

agua para usarlas después y luego rompió tres huevos en un tazón de vidrio,

que ella era “demasiado preciado”

cortaba, simplemente se vendaba y seguía con lo suyo, pero con ella era diferente, tenía un hijo que la cuidaba y todos los medios para que la

se enterara de que ella se había lastimado ayudándolo, vaya escándalo que

era necesario

¡No necesitaba!

un dedo, después de

supuesto, se sintió frustrado; ella se había lastimado sola, ¿qué culpa

hijo, solo pudo mirar a Carol

la vida, notó que el desayuno de ese día era especialmente de su agrado y

labios con desdén, definitivamente despreocupada

“Mami, ¿te gusta?”

tu papá puede que no parezca

eso un cumplido o una

respondió gentilmente, “Si a mami le gusta, papá

sirvió a Carol un gran pedazo de tortilla, “Si te

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“Gracias, Miro también come.”

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