Capítulo 1010

Al acercarse al muelle, Laín pensó un momento y decidió preguntar,

“Papá, cuando veamos a la abuela, ¿nos presentamos directamente?”

Aspen sabía lo que Laín estaba considerando; necesitaban investigar más sobre la familia Ortega.

Sería mejor no revelar sus identidades por ahora, ya que así podrían actuar con mayor libertad.

Pero Aspen no expresó directamente su opinión, sino que se giró hacia Carol para que ella tomara la decisión.

Carol frunció el ceño y dijo: “Primero quiero ver cómo está ella.”

Lo que le preocupaba era el estado de salud de Lola.

Su madre había estado buscándola durante años, y verla seguramente la emocionaría.

Para alguien con una enfermedad mental, emocionarse demasiado podría ser peligroso.

Aspen asintió, “Entonces lo decidiremos según la situación.”

No importaría revelar quiénes son, tarde o temprano tendrían que hacerlo.

Sin embargo, al llegar al muelle se dieron cuenta de que Lola no había venido ese día.

Carol comenzó a preocuparse,

“¿No dicen que viene todos los días, sin importar el clima? ¿Por qué no vino hoy? ¿Será que se enfermó?”

Aspen intentó calmarla,

“No te preocupes todavía. Primero llevemos a los niños al hotel y los acomodamos. Una vez que estén bien, podemos planificar cuándo visitar a la familia Ortega.”

asintió con el ceño fruncido,

ver a mamá preocupada, los niños también

puños y se acercó a

Ortega para investigar por qué la abuela no vino

pero ten cuidado. Llámame si pasa algo, no actúes sin pensar.”

de Carol, se escurrió con Cano hacia la

Ciudad Pacífico, ocupando

villa principal era el centro de todo, con

y vista, además de ser

era un símbolo de estatus, reservado solo para los jefes de la familia a lo

a la montaña para vivir en tranquilidad,

allí antes de

a mudarse con Joaquín fuera de la ciudad,

los Ortega desde las sombras, pensando cómo infiltrarse sin ser

alta muralla no sería un obstáculo para él,

mucho por investigar;

evitar a los guardias y las cámaras de seguridad

Esto requeriría cierta astucia.

aún lo pensaba, ese hombre con la cara

“¡Ven conmigo!”

había llegado allí ese

podía deshacerse de

Ciudad Pacífico, pero ahora no tengo tiempo para ti, tengo asuntos

su tono se endureció, “¿Quieres entrar sin ser

con desconfianza, “¿Cómo

con impaciencia,

una mueca,

rato, el hombre

aquí, no te

“¿Cómo lo sabes?”

lo miró

confiar en él y saltó la

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