ítulo 12

Leonardo se rio con desdén. -¿Me pasé de la raya? Ni siquiera te obligué a acostarte conmigo.

Natalie gruñó entre dientes apretados: -¡En tus sueños!

-Vuelve conmigo o me quedaré aquí, tú decides.

Natalie inhaló profundamente y se consoló que sólo era una semana y pasaría pronto, antes de volverse hacia el Maybach estacionado en el costado de la carretera.

Pero entonces Leonardo la detuvo y le preguntó: ¿No vas a empacar tus cosas?

Ella le respondió con frialdad: -No es necesario. Volveré en una semana.

Al oir eso, Leonardo adoptó una expresión más sombría. Se metió en el auto y, ignorándola, tomó los archivos para revisar.

Natalie echó un vistazo al documento que tenía en la mano y, de repente, su rostro cambió. -¿ Piensas adquirir MY?

Leonardo frunció el ceño y la miró con cierta confusión. ¿No estabas antes desinteresada en los asuntos de mi empresa?

Natalie se rio de modo burlón. Hablas como si me hubieras contado si estuviera interesada.

Recordando de pronto que ella había dicho que tenía que trabajar hoy, Leonardo le preguntó: -¿Ahora trabajas para MY?

-Sí, así que te aconsejo que renuncies cuanto antes a tus planes de adquisición. No lo conseguirás.

Leonardo enarcó una ceja y afirmó: -Nada es imposible con suficiente dinero.

-Pues inténtalo.

Incluso si él ofreciera más dinero, jde ninguna manera venderia su empresa!

Leonardo intuyó que ella estaba actuando de manera extraña, pero no profundizó en ello, asumiendo que acababa de comenzar su labor y no quería que la empresa se fuera a la bancarrota.

-Pero, ¿en qué trabajas en MY?

-Soy una empleada de limpieza.

Leonardo se sorprendió demasiado como para hablar.

Al ver su mirada incrédula, Natalie continuó como si nada: -Si no me crees, pues ni modo.

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¿No era el trabajo de un limpiador deshacerse de los parásitos inútiles de la empresa?

Tras unos segundos de silencio, Leonardo se burló de repente: -Parece que todos en Recursos. Humanos de MY son miopes, o no te habrían dado el trabajo.

Natalie resopló y replicó: -¿Te crees la última Coca–Cola del desierto? No eres capaz y piensas que los demás son iguales que tú.

Leonardo enarcó una ceja. Si yo soy Coca–Cola y tú eres mi mujer, ¿qué serías tú entonces?

Natalie estaba que hervía de coraje.

Dio la vuelta y se negó a hablar más con él.

Observando su cara de enfado, Leonardo de alguna manera la encontró un poco linda y su voz se volvió mucho más suave.

sábado es el cumpleaños

asintió. Está bien,

y se volvió hacia

de cumpleaños para felicitarlo o para hacerlo

-Tendremos que decirselo tarde o temprano, ¿ por qué

desprecio.–¡Mejor concéntrate en

escepticismo sobre si ella pudiera conseguir esa cantidad de

bajó los ojos y no

auto se detuvo

se dirigió directamente a la puerta e ingresó la contraseña,

el ceño, se volvió hacia Leonardo, quien estaba a pocos pasos de

cambié por tu

sorprendió, luego lo miró con expresión de burla y preguntó: -¿Realmente es mit fecha de nacimiento? ¿O és el de Matilda? No debería ser necesario

Dicho eso,

a pulsar la contraseña, abrió la puerta

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un destello de

modificó el código de acceso, sí había planeado usar la fecha de cumpleaños de Natalie,

acercó al sofá y se sentó.

que Leonardo había roto y tirado a la papelera, se quedó congelada,

dirigió hacia ella, ahora con la misma expresión fría de

comer

celular. -Como quieras, yo voy a pedir comida para

no pudo evitar fruncir el ceño y

te obligué a

que

eso y levantó la vista con desagrado. ¿Entonces qué

-Puedes cocinar tú misma.

replicar con indiferencia: -No tengo tiempo.

más y se

asombrada. Lo había dicho sin siquiera

e hizo un pedido de

se dirigió a la habitación de invitados, que disponía también

para llevar, pero al cabo de un rato, no le había llegado. Tomó su celular para checar y descubrió que se había entregado, así que llamó

ceño cuando se enteró de que hacía veinte minutos que habían entregado la comida para

papelera.

encaminó enfadada hacia la cocina. Justo cuando llegó a

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la sopa se

Leonardo la apartó a tiempo, causando que se

momento y exclamó: -¡Voy a

sitio cuando notó que Leonardo la miraba fijamente, no pudo evitar

si no hubieras tirado mi comida, esto no habría

silencio, él explicó: -Sólo quería que

se lo quedó mirando y rechazó fríamente: -No es necesario, haré otro pedido. Leonardo, nos vamos a divorciar en una semana, así que es mejor que mantengamos las distancias

frunció el ceño, la miró a los ojos y preguntó: -¿Estás tan decidida a

con firmeza.

-Pero creo que podemos…

cada palabra: -No necesitas decir más, no me retractaré de lo que ya decidí. En

la vuelta y, sin importarle

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