Capítulo 20

Natalie frunció el ceño y preguntó: -¿No le dijiste que no estaba a la venta?

Ese vestido era el regalo de cumpleaños que había diseñado para Tina, pero debido a su ajetreada agenda, aún no lo había recogido.

-Le dije, pero ella es la hija de los Sánchez. Insistió en comprar el Enamorada y dijo que incluso estaria dispuesta a pagar diez veces el precio. Tengo miedo de ofender a su familia, que no estoy segura de qué hacer en este momento.

así

Natalie se tomó un momento para reflexionar y luego ordenó: -Dile que, además de ese vestido, puede llevarse cualquier otra pieza en la tienda de forma gratuita, que lo tome como un regalo de compensación de mi parte.

Entendido, ya sé qué hacer.

Después de finalizar la llamada, Patricia se acercó a Matilda y Gisela, y se disculpó; -Lamento mucho, señorita Sánchez, pero nuestra jefa no está dispuesta a vender el Enamorada. Como gesto de disculpa, ella promete que puede elegir cualquier otro vestido de la tienda que le guste, y se lo regalaremos.

Honestamente, Gisela se sintió tentada por la sugerencia. Los vestidos de JM tenían un diseño innovador y cada uno costaba de media más de cien mil dólares. De hecho, antes de ver el Enamorada, ya se había fijado en varias piezas.

Echó un vistazo a esos vestidos que le habian interesado, que eran bastante preciosos pero no destacaban tanto en comparación con el Enamorada.

imaginar lo deslumbrante que

Si me

los clientes les gustan

comenzaba a impacientarse. Pero de verdad no podemos vender

se rio fríamente y, con ira en los ojos,

al oír eso. No importa lo que diga, este vestido no se venderá. Tengo cosas que hacer, asi que tomese su tiempo. Si algo

además, uniré a todos mis amigos

+15 BONUS

Señorita Sánchez, ya le

gustaba cualquier otro

se enfureció aún más y estaba a punto de hablar cuando Matilda rápidamente le agarró la

se enoje. A Gisela le gusta tanto ese vestido que actúa agitada. Le pido

dispuso a refutar, pero

le devolvió la sonrisa y respondió: -Fue nuestro error, así que las disculpas no son necesarias. Tómense su tiempo, yo

ella se fue, Gisela se volvió a Matilda con enojo y se quejó: Mati, ¿por qué me detuviste? Ella es sólo la gerente de la tienda y se

le susurró: -Acabas de regresar y no sabes cuál es la posición de JM en Monteflor. Básicamente, todas las mujeres adineradas y poderosas que conoces compran sus vestidos aqui. Si ofendes

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