Capítulo 150

Al ver eso, Matilda se mordió el labio inferior, con los ojos llenos de tristeza y desgana.

A su lado, Antonia frunció el ceño, miró a Leonardo y le reprochó: Leo, no sólo pienses en Natalie, también puedes darle un paseo a Mati por aquí.

Leonardo, sin expresión alguna, le lanzó una mirada y rechazó sin rodeos: -No tengo tiempo. Puedes pedirles a los sirvientes que la lleven a pasear.

-Tú y Mati han sido amigos desde chiquitos, ¿no crees que está feo dejar que los sirvientes la acompañen?

Un destello de furia cruzó los ojos de Leonardo, y estaba a punto de replicar cuando Josefina intervino: Basta ya, todos cállense. ¿Quieren que los invitados los vean hacer el ridículo en

mi cumpleaños?

Antonia se quedó momentáneamente atónita y luego guardó silencio, aunque un poco disgustada.

Dadas las situaciones, Matilda se apresuró a tomar la palabra: -Por favor, no peleen por mí. Ah, por cierto, llegó mi amiga. Voy a buscarla y platicar un rato. Ya habrá oportunidad de

conocer la Mansión de Armonía.

Antonia forzó una sonrisa y asintió. –Adelante. En los postres de hoy hay pastel que te gusta. Aún no cenaste, así que asegúrate de comer algo.

Está bien, gracias, lo tengo en cuenta.

Una vez que Matilda se alejó, la sonrisa dé Antonia se borró al instante.

tú y Natalie quédense. Tu papá y yo queremos

Leonardo asintió. —Entendido.

Matilda encontró a Gisela y juntas buscaron

tu atención en Leonardo. Has hecho todo para complacer a su madre todos los días, pero mira, ¡no sirve

sonrió, con un destello de

no sirve de

sacudió la cabeza con resignación y decidió

en una producción, y me consiguieron un buen papel.

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+15 BONUS

Matilda no le interesó lo más mínimo, pero fingió estar emocionada y exclamó: -¿En serio? ¿Entonces podrías adentrarte en el mundo del

duda seré una estrella de primera fila! Y en ese momento,

veras terminaste

rostro de Gisela se disipó de

ya no me quiere, no insistiré. De todos modos,

en este

que últimamente está tratando de reconquistar a Tina. ¿Te resignas a

Claro que no, jasí

preguntar qué planeaba hacer, el

ansiedad: -Tengo un asunto en casa. Ya tengo

-Está bien.

marchaba Gisela, la mirada de Matilda se volvió intensamente

poco.

las ocho de la noche, justo cuando Josefina estaba a punto de

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