Sr. Ramos, su multimillonaria esposa quiere el divorcio

Capítulo 264

Ya lo verás.

Natalie y Tina se dirigeron hacia el cuarto privado reservado previamente, y al pasar por el cuarto privado de Leonardo, Natalie de repente empujó la puerta para entrar.

Exclamó Tina, Natalie, ese no es nuestro cuarto privado….

Sin embargo, Natalie entró como si no se hubiera oído.

Cuando las personas que estaban adentro escucharon, todos giraron la cabeza para mirar hacia la puerta.

Al ver

que además de Leonardo y ese cliente, estaban Matilda y Carlos, Natalie frunció el ceño.

Pronto, su expresión volvió a la normalidad e incluso mostró sorpresa y pánico.

-Lo siento. Me equivoqué.

Cuando Matilda vio a Natalie, se convirtió su odio rápidamente en tranquilidad en los ojos, y solo las manos entrelazadas en sus piernas mostraban sus emociones en ese momento.

«¿Por qué esta zorra está en todos los lugares?)

Natalie se inclinó hacia un lado para dejarles ver a Tina.

Cuando vio a Tina, el cliente se puso de pie rápidamente y dijo con una sonrisa: -Señorita Rojas, ¿va a cenar aquí esta noche?

de MY se han vendido bien recientemente. He invitado a

que no solo tú tenías opciones, MY también tenía muchas

-Esta noche me encontré con el señor Ramos y

entonces les dejamos. Mi asistenta fue tan imprudente, el cuarto privado que pedimos estaba

Natalie, pide disculpas con el señor

Rubio.

Leonardo y al señor Rubio,

Espero que no afecte su estado de ánimo para

puerta y entró en el cuarto privado, Leonardo tuvo un mal

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con indiferencia en este momento, sintió que si no se lo explicaba a ella, la perdería por completo.

disculpa

se volviera de repente contra ella, y

señor Ramos que

brindis

frunció los labios, pensando que su comportamiento de esta noche había sido, en efecto, un poco grosero, y asintió, -De

vino y brindó por Leonardo y el señor Rubio, y cuando estaba a punto de bebérsela,

-Espera.

impacientó, y la expresión de

quiere el

a mi lado y brinda.

reprimió el fuego maligno de

acercó a Leonardo, cada palabra parecía apretada entre

-Señor Ramos, ¡perdóname!