Sr. Ramos, su multimillonaria esposa quiere el divorcio

Capítulo 277

Manuel se mofó, -Ojalá, levanta las manos. ¡Acércate tú!

Natalie levantó las manos y caminó lentamente hacía Manuel, la gente no se atrevía a decir ni

una palabra por miedo a que Manuel detonara la bomba de repente.

Justo después de unos pasos, de repente fue agarrada por Tina.

-¡Natalie, no vayas!

Ella miró a Manuel con rabia y odio en los ojos, -Papá, ¿qué quieres? ¿De verdad quieres arruinarme la vida?

Manuel la miró fríamente, -Si no le hubieras hecho caso a esa mujer, no te habrías negado a darme el dinero. ¡Es culpa de esa mujer que yo esté en esta situación! ¡Cuando ella muera, harás lo que te digan!

-¿Estás loco? Bueno, si realmente quieres morir, ¡moriré contigo! ¡Así todo estará en paz!

Tina camínó rápidamente hacia Manuel.

Manuel retrocedió mientras sujetaba a la recepcionista como rehén, presa del pánico.

-¡No te acerques más! Si no paras, ¡detonaré la bomba!

pensaba que la

ver a Manuel agitado, Natalie detuvo rápidamente

venido a por mí, así que hablo con él. Después de que cambie a la recepcionista, ustedes vayan arriba inmediatamente, evacuen a todos del segundo al quinto piso al sexto piso y más arriba, es

con los ojos enrojecidos mientras decía: -No, Natalie, déjame ir.

frunció el ceño, -Él no estará de acuerdo. Esta vez viene a por mí, y sospecho que está bajo las

-¿Qué quieres decir?

están susurrando? ¿De cómo mentirme? Natalie, te doy un minuto, si no vienes,

tengo tiempo para explicar. No te preocupes, estaré bien. Recuerda lo que acabo de decirte.

Natalie caminó

ojos de Manuel, Tina sólo sintió extrañeza. El Manuel que solía

+15 BONUS

familia Rojas

es un loco que solo

con una mirada

y le dijo:

se movía, Manuel dijo enfadado: -¡Vamos! No me

mato.

se dio la vuelta siguiendo sus palabras, y en el segundo

levantarse a la recepcionista, a la que ya le flaqueaban las piernas, y al ver que estaban a punto de marcharse, Manuel dijo enfadado: -¡Quietos todos! ¿Quién les dio permiso

-Veniste con los explosivos por mí, ¿no? Los otros son inocentes, déjalos ir primero.

Manuel estaba llena de ira, -¿No te toca a ti decirme lo que tengo que hacer? ¡Si