Sr. Ramos, su multimillonaria esposa quiere el divorcio

Capítulo 438

Se quedaron un rato en silencio, y finalmente fue Natalie quien dijo, -¿Qué te parece que le

busquemos a una niñera?

Carlos miró con compasión a Leonardo que estaba inconsciente en la cama, estaba con fiebre y

la señorita López seguía negándose a quedarse a cuidarlo, parecía que el señor Ramos la había

cabreado de verdad esta vez.

-Señorita López, al señor Ramos no le gusta que lo toquen los desconocidos y tiene un fetiche

con la limpieza.

Natalie frunció el ceño, -Yo rompi con él, y ahora soy una extraña para él.

-Pero el señor Ramos no debe pensar eso, ¡no le cae bien nadie excepto tú! Tengo prisa. ¡Por

favor, cuida de él!

Carlos salió corriendo, temiendo que Natalie volviera a negarse.

Natalie miró a su espalda sin palabras, tenía la sensación de que le habían tendido una trampa.

Tomando la temperatura de Leonardo, la fiebre alcanzó los treinta y nueve grados.tres.

Fue al salón y se sirvió un vaso de agua y le dio la medicina, le puso otro parche antifebril en la frente y luego se sentó en la silla junto a la cama para facilitarle la toma de la temperatura dentro

de dos horas.

estaba un poco torcido, Natalie se levantó con la

aplicárselo.

cuando tocaba la frente de Leonardo, sus ojos se abrieron de repente.

antes de que pudiera reaccionar, Leonardo la

giró, inmovilizándola debajo de él.

-Natalie…

los labios.

si hubiera una bola de fuego que ardiera desde sus labios hasta el corazón de Natalie, como si fuera un fuego abrasador que iniciara un incendio

-Uy… Suéltame…

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+15 BONOS

Leonardo, ¡pero Leonardo era tan fuerte que

con rabia, quería abofetearlo hasta

saliera mal ahora que

tardó mucho en soltarle los

de apartarlo cuando se

estaba besando

poco a poco fue bajando.

soportarlo más y finalmente lo apartó, levantándose y poniéndose de pie junto a la cama para mirarlo

rostro seguía enrojecido por la enfermedad, Natalie habría

aprovecharse de

la capacidad de pensar

de sentarse en la cama durante un rato,

miró a Natalie

verdad que ya no me

nunca había visto a Leonardo así, era frío y dominante, pero ahora sus ojos estaban llenos de una fragilidad que se rompería al menor roce, y parecía

quería decir que no, pero no podía decirlo por verlo así.