Capítulo 50

Roman no le respondió, simplemente se dirigió a la mesa de billar, abrió el triángulo de bolas de colores con un tiro y, luego, una por una, las metió en las troneras con movimientos fluidos y una precisión impresionante. Jugaba tan bien que Neo no pudo evitar saltar y aplaudir al lado.

-¡Qué grande! ¡Tio, eres genial!

¿Qué dices ahora, Nere? ¿Te rindes?

Nerea lo observaba fijamente, con una leve fruncida de ceño.

Amancio y Miguel tenían razón, Roman era realmente un enigma. Cuando ella pensaba que era un hombre tímido y fácil de sonrojar, se transformaba en una especie de demonio seductor después de unas copas. Y cuando creía conocer su lado caballeroso, él hacia alarde de su habilidad en el billar solo para hacerla quedar mal frente al niño.

¿Quién era realmente?

A medida que las bolas iban entrando en las troneras, Roman guardaba su taco de billar y la miraba fijamente. En ese momento, Nerea creyó ver en sus ojos… ¿un deseo de ser elogiado? Debia ser una ilusión.

¿Qué tal, puedo o no?

una ilusión. Él estaba buscando venganza. ¿Era tan importante

que puedes. No cabe duda, Roman, nuhca he visto a nadie

elogios sinceros, Roman pudo ver a través del brillo de sus ojos algo de exageración y falsedad.

dije! Mi tio es un maestro

Ahora te

como Roman, su desempeño no estuvo mal. Levantó un poco su

-Parece que si…

a Roman. -Ya que están tan seguros, aumentemos la apuesta. El ganador podrá castigar al perdedor, quien deberá aceptar su suerte.

como el preludio de una astucia por revelar, pero Roman

loca? ¡Vas a perder! ¿Te

a

-¡Claro que

tan emocionado como si le hubiera caído del cielo una bendición. -Ya sé cómo

Nerea se estremeció. Este niño era más malvado que su tio, que espere y

y lanzó al aire su

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