¿Tuvimos un hijo

Capítulo 177

Capitulo 177 

Con eso, Anastasia se volvió hacia Elías y comentó despreocupadamente

– Gracias por la amable oferta, presidente Palomares 

Sin embargo, Miguel se puso de pie de inmediato y también se ofreció: 

– Anastasia, yo puedo llevarte. 

Por lo que Anastasia se giró rápidamente. 

– Miguel, tú puedes quedarte y terminar de comer con tu abuela, yo me iré con el presidente Palomares, ya que vamos en la misma dirección, 

Lucgo de su respuesta, a Miguel no le quedó otra opción más que ver como los dos se marchaban juntos, por lo que la impotencia y la desolación crecieron dentro de él. 

–¿Acaso Anastasia estará interesada en Elías?“. 

Una vez dentro del clevador, Anastasia se dio cuenta de que el hombre que estaba a su lado no estaba de buen humor: Elias ichia una expresión sombria en su rostro y era como si hubiera tenido alguna perdida en los negocios, por lo que ya no qucria ir en el mismo auto que él. En el momento en que las pucrtas del clcvador se abricron, lo voltcó a ver y dijo: 

Presidente Palomares, agradezco su ofrecimiento, pero incjor voy a tomar

–dijo

qué? ¡Es obvio que está de mal humor, asi que será mejor que me evite

quiero tomar un taxi. – Anastasia levantó la cabeza y contestó antes de alejarse rápidamente en dirección a la calle, pero, de repente, una mano grande la tomó de la muñeca y la llevó hasta su auto; en eso, Elias abrió la puerta del asiento

frunció el ceno.

el control! ¿En serio tengo que verme forzada a tomar el mismo auto que

de darse cuenta de que Elias había perdido los estribos tan de

e interrogante de Elias, se escuchó por

por el

quedó atónita y giró la cabeza para observar el apuesto perfil del hombre;

él también se giró

muy acostumbrada a la vida que llevaba con su hijo, asi que le parecia inútil añadir un problema más a la ecuación. En su interior, ella sabia que casarse no ascguraba tener una vida feliz, al

Si a Alejandro también le agradara el hombre con el que sales, icrecs que seguirias con tu postura de no casarte?

mismo, por lo que tragó saliva y giro la cabeza en otra dirección solo para mirar por la ventanilla; al rnismo tiempo, sacudió la cabcza con firmeza.

No está en mis planes casarme, quicro

sentir un dolor agudo que

sabe que estoy hablando de mí, y, de todas formas, sigue

mundo ni evilcs los sentimientos de los demás – habló el hombre con la mandibula tensa mientras la miraba con profundidad: parecia

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