¿Tuvimos un hijo

Capítulo 345

Capítulo 345

Sin embargo, las expresiones de Elías eran perfectas y firmes. Pronto, la timidez de Anastasia se apoderó de su tenacidad y ya no podía tener el valor de seguir mirándolo. Se dio cuenta de que no podía con su coqueteo y siempre perdía ante sus provocaciones. Después de todo, Elías era el mejor conquistando su corazón.

– No… -susurró Anastasia.

«No pases toda tu vida esperando por mí. No puedo soportar ver como pierdes tu tiempo conmigo. No merezco tu determinación

-¿Te sientes mal por mí?

Como si pudiera escuchar su voz interna, Elías sonrió con sus labios delgados y puso su mentón sobre el hombro de Anastasia. Ella ya no siguió forcejeando y se volvió obediente como un gato doméstico.

– ¿Te puedo dar un beso? —preguntó Elías de repente con un tono gentil.

Anastasia se sorprendió y alzó su mirada para observarlo debajo de las luces. Su rostro estaba inclinado y sus labios estaban tan cerca que podría besarla si solo se moviera un par de centímetros. Su mirada era como un hechizo que podía atrapar a cualquiera. Anastasia asintió mientras lo miraba, como si estuviera controlada por un hechizo.

– Buena chica -susurró Elías mientras presionaba sus labios en los de Anastasia.

III

Anastasia se entrecortó; a pesar de que lo estaba besando, mantuvo su cordura, pues si alguien pasaba por ahí, ella lo empujaría de inmediato. Sin embargo, Elias logró desordenar su

le resultaba imposible no enamorarse de él. El beso hizo que ella probara la sensación de estar enamorada. Su timidez hizo que sus ojos se enrojecieran al igual que sus mejillas sonrojadas. Elías le acarició su cabello largo y la besó en la frente. Estaba contento de que ella aceptara poco a poco sus sentimientos, y se lleno de esperanza y expectativas. Sin embargo, no sabían que había una cámara en un rincón oculto que captado la escena de sus besos. Ellos

empresa. Una vez sentada en su oficina, Anastasia no dejaba de pensar en el momento en que pasaron juntos. Esto era lo que hacían los tortolitos, dejar de lado sus trabajos y seguir

Dios! Qué

dificil de dejarlo. En ese momento, su teléfono comenzó a sonar. Anastasia lo tomó y después de observar la pantalla, no pudo evitar apretar sus labios y sonreir. Era Miguel, un hombre

es Miguel. Me pregunto

– Hola, Miguel

tiempo! Te extraño a ti y a Alejandro.

Bien. ¿Qué

a estudiar por un mes. ¡Estaba muy

-Quizás deberías descansar.

llevaré a cenar esta noche -dijo Miguel y

en la cena, pero su sonrisa se quedó congelada cuando Elias apareció

¿por qué me importa tanto? No. Debería decirle o se

tomó el teléfono y marcó el número

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