Capítulo 368

A Anastasia le tomo algo de tiempo recomponerse y al final, terminó comprando un montón de comida para poder quedarse en casa con su hijo sin tener la necesidad de salir por unos dias; al tiempo que llevaba la enorme bolsa de comida a la puerta, uno de los guardaespaldas se acercó a ella y pregunto:

-Señorita Torres, necesita ayuda?

– No, gracias -respondió y le sonrió en agradecimiento. Después de todo, no tenia por qué ser grosera con ellos.

Luego de cargar todas las provisiones hasta su edificio, llamó a Elias y le pidió que llevará a Alejandro a casa.

– Hola? – Una vez que la llamada se conecto, pudo escuchar su profunda voz.

-Estoy a un lado del elevador, trae a Alejandro -dijo ella.

-¿Podemos hablar? —preguntó el con cierta súplica.

– No quiero – dijo ella en rechazo.

-No importa lo que te haya dicho mi tío, hay una cosa que jamás cambiará y es mi amor por ti, cres lo más importante en mi vida. Anastasia -diio Elias con vo

hijo -ordenó la mujer antes

podría arrepentirse de la decisión que con mucha dificultad habia tomado; en su interior, sabía que no existía ninguna posibilidad para ellos, o al menos, no en esta vida. Pronto, Elías regresó con Alejandro de la mano y dieron vuelta en la pequeña avenida que se encontraba rodeada de árboles; se parecían tanto que podría pensarse que eran

nosotros? -preguntó el niño. Parecia que había hecho esa misma

levantó la cabeza y con la mirada, suplicó a Anastasia si podía entrar para acompañarlos en la comida; por otro lado, la mujer miro a su hijo de manera inconsciente para evitarlo. Su tono

señor Palomares es un hombre ocupado. Ya no hay que

niño estaba abriendo la boca para decir algo más, la mirada de su madre lo dejó en silencio: era fría y de advertencia. Como no tenia

mismo tengo mucho trabajo, así que

eso le dijo

vayamos

— iSí!exclamó el, emocionado.

de aproximadamente 10 C y por eso, tenia que asegurarse de que ninguno se resfriara. Luego de bajar las escaleras, la mujer se dio cuenta de que los guardaespaldas del día anterior seguian en

verduras, escuchó la emocionada voz

— iSeñor Palomares!

levantó a Alejandro mientras el pequeño corría en su dirección. Al instante, la mente de Anastasia se volvió caotica, pues había estado pensando las cosas durante los dos últimos dias y se habia hecho a la idea de no volver a verlo, sin embargo, en ese preciso momento, se

iMamá, tienes que comprar más cosas para que el señor Palomares coma con nosotros!

sintió un nudo en la

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