¿Tuvimos un hijo

Capítulo 357

Capítulo 357

Elias, te lo juro, si piensas que puedes… dijo Anastasia, quien en realidad queria gritar de exasperación, pues era de esperarse que no podia confiar en ese hombre; sin embargo, antes de que pudiera decir salirte con la tuya, Elias se inclinó y la besó.

El tenia las intenciones de salirse con la suya y parecia que lo estaba logrando, al fin y al cabo, el no podia contenerse cuando se trataba de Anastasia. Era como si ella fuera su fatal atracción, pues su presencia lo tentaba y lo atraía como el llamado de una sirena; Anastasia, por su parte, luchó por unos cuantos segundos contra él, pero era nada más por el espectáculo, ya que sabia que no tenía escapatoria. Al final, terminó sucumbiendo a sus besos, ocasionando que su hambre se despertara con la forma en la que él mordisqueaba y estiraba sus labios. No obstante, escuchaba una voz al fondo de su cabeza, aunque muy amortiguada, que la molestaba y la hacia mantener la guardia en alto; no estaba muy preocupada de que alguien los fuera a interrumpir, pues estaba por caer ante el carisma mortal de Elias.

Ella aún no estaba lista para pasar al siguiente nivel de intimidad y mientras que el beso era dulce y prolongado, no podia evitar sentir el peligro también; el aire que estaba alrededor de ellos crujia y la tensión que había le recordó al de una tormenta cayendo. En cualquier momento, un huracán los golpearia y crearía un caos; sin embargo, con la dirección que dicho beso estaba tomando, ella ya no estaba segura de como mantener las compuertas cerradas, no cuando el agua estaba a punto de salir. Todo sobre Elias, su aliento, su calidez y su testosterona, la estaba cubriendo como si fuera un velo; la voz de la razón en su mente estaba siendo constante al ahogarse por su propio deseo y por un momento, era como si la realidad se hubiera derretido en el fondo. A este punto, estaba por rendirse a la naturaleza y a los instintos primarios.

-Te deseo, Anastasia… susurró Elías con una voz ronca, ocasionando que ella sintiera como si una corriente eléctrica corriera por sus venas, ella se estremeció y se obligó a empujarlo.

– Elias, no….

habitación se volvió algo así como un espacio oscuro para que Elías actuara bajo sus sentidos agudizados; no deseaba nada más acostarse con ella y complacerla en todas las maneras que ella jamás podría imaginar. Los pensamientos de Anastasia eran borrosos y en sus adentros sentia como muchos sentimientos remolineaban, por lo que no podía descifrarlos. Cuando intentó empujarlo, el la tomo de las muñecas y las puso contra la cabeza de ella, lo

No… No me toques…

pues parecía que su mente no percibía que el hombre que la estaba besando era Elías y no la escoria de hace cinco años; sus brazos fuertes, su complexión musculosa y su aire dominante e implacable, tenían un parecido enorme con el gigolo del Club

pasa? – preguntó Elías cuando sintió que algo estaba mal y se detuvo para poder sostenerla; de manera inesperada, ella luchó con

iNo me

desconcertado, él se bajó de la cama y camino hacia la puerta para prender las luces de la habitación. Pudo observar que la chica se había hecho bolita en la cama y que sus ojos estaban cerrados y apretados con fuerza, mientras que su cuerpo temblaba con miedo y dolor insuperable. Él sintió como su corazón se hundió y se odiaba a sí mismo por haberla llevado a ese extremo; de repente,

Elías, mientras se sentaba en la orilla de la cama, manteniendo una sana distancia, al mismo tiempo que estiraba la mano para acariciar su cabello con gentileza. No fue

sin ocultar la culpa en su

No, el que debería lamentarlo soy yo -respondió él, a lo que ella se sentó con

aunque no había

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