¿Tuvimos un hijo

Capítulo 257

Anastasia tomó la botella y la abrió para beberla. Justo en ese momento, se escucharon pisadas en el pasillo, y venían de la esquina del ascensor. Anastasia no pudo evitar mirar con curiosidad mientras bebía su agua. Cuando vio quien era, al instante se ahogó con su bebida. Era Elías y Ray, quienes vinieron si ser invitados. Elías caminó con sus fuertes y esbeltas piernas. Al mismo tiempo, emanaba un aura poderosa y forzaba a todos en su camino a mirarlo. «¿Por qué está aquí?». Cuando Elías miró a Anastasia de pie a lado de Mario y parecía que estaba hablando con él, entrecerró sus ojos de manera peligrosa. No le gustaba el hecho de que otros hombres siempre estuvieran alrededor de Anastasia. ―¿Presidente Palomares, que lo trae por aquí?―Anastasia caminó hacia él con gentileza. ―El presidente Palomares vino porque está preocupado por su padre ―explicó Ray con una sonrisa. ―Gracias por su preocupación. Mi padre será dado de alta a medio día.―Anastasia miró a Elías agradecida. ―Llévame a ver a tu padre ―dijo Elías con voz profunda. Con eso, Anastasia lo llevó a la habitación de Franco. Cuando empujó la puerta para abrirla. Le informó a su padre, quien estaba jugando con Alejandro.―Papá, el presidente Palomares está aquí para verte. Franco se sintió abrumado al instante. A su lado, Alejandro exclamó:―¿El señor Palomares está aquí? En ese momento, Elías entró, su mirada se volvió gentil al ver a Alejandro.―¡También estás aquí, Alejandro! ―Hola, señor Palomares.―Alejandro caminó hacia él y tomó su mano antes de caminar juntos hacia la cama de Franco. ―Joven Elías, ¿Por qué vino hasta acá? Debió ser muy molesto. ¿Por qué compró todos estos regalos también?―Franco se sintió alagado porque estaba agradecido de que Elías estaba dispuesto a salvar su compañía. «Así que, ¿Por qué vino hasta acá a visitarlo? ―No es gran cosa. Estaba muy preocupado cuando escuche que fue hospitalizado.―Elías miró a Franco con inquietud, y también estaba consciente de que Franco estaba ansioso por saber que le pasaría a su compañía.―Ya me encargué de la adquisición de su compañía. ―¿Tan pronto? ¡¿Cómo lo hizo?! ―exclamó Franco con asombro.―¿Heriberto estuvo de acuerdo con cancelar la adquisición de la compañía? Ray, quien estaba de pie a un lado, sonrió mientras contestó: Señor Torres, tal vez no sepa nada sobre esto, pero el presidente Palomares ha estado desde hace mucho tiempo preocupado de que su compañía fuera adquirida, así que se había preparado con antelación. Adquiriremos la compañía pronto, así que ya no tiene de que preocuparse. Al escuchar eso, Franco estaba sorprendido y a la vez aliviado. Al mismo tiempo, también presencio el poder de la riqueza. Esa era la cruel realidad de los negocios que se asemejaba a un campo de batalla. Como una cadena alimenticia, los fuertes se alimentan de los débiles. Aunque la compañía de Heriberto era pequeña, eventualmente no sería capaza de escapar de su destino de ser adquirida por otra compañía más grande. De pie a un lado, Anastasia también estaba sorprendida. «¡¿Elías adquirió la compañía de Heriberto?!». Cuando pensó sobre como el viejo había presumido y gritado en frente de su padre ayer, finalmente pudo suspirar del alivio. ―Gracias por su preocupación. Estoy realmente agradecido por sus esfuerzos.―Franco estaba tan abrumado que sus ojos se pusieron rojos. Miró a Elías como si fuera un padre que lo había cuidado toda su vida. Al mismo tiempo, Anastasia no pudo evitar lanzarle una mirada de gratitud a Elías. No era capaz de apoyar a su padre, pero Elías se las arregló para aumentar la confianza frente a su rival. ―Esto es lo que debería hacer, señor Torres.―Elías se mantuvo fiel a su palabra de que haría lo que fuera por la familia Torres. Alejandro, quien estaba al lado de Elías, parecía haber percibido la atmosfera. Abrazo a Elías y levantó su cabeza, diciendo:―Eres un buen hombre, señor Palomares. Salvaste la compañía de mi abuelo e incluso ayudaste mucho a mi mamá. ―Jajá. Hago esto por voluntad propia. ―Mami, tú dices que deberíamos ser agradecidos con las personas que nos ayudan y debemos recompensar su amabilidad. Ahora que el señor Palomares nos ayudó, ¿Tienes que compensarlo?―Alejandro no sabía que la familia Palomares estaba en deuda con su abuela, así que, basándose en su entendimiento, su madre tenía que recompensar la amabilidad de Elías. ―¡Es correcto, Alejandro! ¡Debemos compensar su amabilidad si nos ayudan!―Anastasia tomó esta oportunidad para educar a su hijo.
 
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