¿Tuvimos un hijo
Capítulo 234
— ¿Estás seguro de que tu esposo está de acuerdo en que me lleves a comer, Anastasia?—Óliver preguntó con vergüenza. Fue entonces cuando Anastasia se dio cuenta que no le dijo a Óliver la verdad. Ella sonrió y dijo: —No tengo un esposo. Soy madre soltera. Óliver tenía la ligera sospecha de que ella era madre soltera, se sorprendió cuando la escuchó admitirlo. — ¿No es tu esposo el hombre que miré en tu casa la otra noche? —Oh, no. Claro que no. Él… es sólo un amigo—Anastasia se rehusó a revelar la verdadera identidad de Elías, pero Óliver estaba seguro de lo que vio. Después de todo aún recordaba la mirada amenazante de Elías; fue como si una bestia lo fuera a comer vivo. Además estaba seguro de que Elías era el admirador de Anastasia. —Ya que vivimos cerca, no olvides decirme lo que necesites, Anastasia—Óliver rascó su cabeza. Estaba encantado por la belleza de Anastasia, aunque fuera mamá. De hecho, cuando Óliver la vio por primera vez, se sintió atraído por su elegancia y su gracia. Después de todo, una encantadora mujer como Anastasia era atractiva para aquellos hombres que socializaban poco. —Muy bien. Por cierto, ¿a qué horas trabajas? ¿Quieres que te lleve al trabajo? Seguramente eso te ayudará a ahorrarte un poco de dinero—preguntó Anastasia. Los ojos de Óliver brillaron al mismo tiempo que sonrió. —Claro, pero pagaré por la gasolina o de acuerdo con el kilometraje usado. Anastasia soltó una risa y dijo: —No será necesario. Voy al trabajo, así que no me causa ningún inconveniente recogerte en el camino. —No. Me pones en una posición para aceptar la oferta—Óliver insistió en pagar por la gasolina. —De acuerdo, paga una vez al mes cuando vaya a poner gasolina. —Bueno, así lo haré—Óliver insistió. —Claro, cuando pasemos por una estación de gasolina. Al pensar en las oportunidades de parar en una estación de gasolina eran nulas, Anastasia estaba dispuesta a darle a Óliver un aventón al trabajo porque ella quería un poco de compañía para no aburrirse. En ese momento, el teléfono de Anastasia, el cual estaba conectado al auto, sonó. Cuando vio el nombre de quién llamaba su corazón se hundió «¿En serio, Elías? ¿Por qué me llamas?» No estaba dispuesta a tomar la llamada, por lo que dejó que el teléfono sonara. Óliver dio un vistazo al identificador de llamadas; «Presidente Palomares.» — ¿Es tu jefe? —Sí, lo es. —Rápido, responde la llamada—Óliver se preocupó por Anastasia. Anastasia le mostró un pequeño gesto a Óliver y tomó la llamada. —Hola, presidente Palomares. ¿Qué sucede? — ¿Dónde está tu auto?—la magnética voz de aquel hombre hizo eco en el interior del auto. —Está conmigo. Estoy en camino a recoger a mi hijo, así que si no hay nada importante… — ¡Anastasia, cuidado!—gritó Óliver, ya que estaba a punto de chocar con otro auto. Ella usó el freno de emergencia y se dio cuenta que no debe distraerse cuando conduce. — ¿Quién es el hombre en tu auto?—preguntó la persona, su voz volvió a hacer eco en el auto. —Estoy conduciendo, presidente Palomares, así que no es un buen momento para hablar. Adiós—Anastasia perdió la paciencia y le dijo al hombre que estaba a punto de colgar la llamada. Mientras tanto, Óliver estaba confundido por lo que estaba pasando al mismo tiempo que no pudo evitar preguntarse sobre la relación entre ella y su jefe. «¿Por qué su jefe se enojó al escuchar mi voz? » —Anastasia, si te atreves a…—antes de que Elías pudiera terminar su oración, Anastasia se adelantó y colgó sólo para recibir otra llamada del hombre. Justo cuando Óliver estaba preguntando nervioso porqué su jefe la estaba llamando otra vez. Luego escuchó a Anastasia decir algo que lo sorprendió. —No te molestes en responder. Deja que suene. Óliver quedó sin palabras y pasmado al escuchar a Anastasia, sin mencionar que estaba impresionado por su coraje al no responder la llamada de su jefe. Su respeto hacia ella fue más grande cuando puso en silencio su teléfono. Mientras tanto, Elías tenía un semblante oscuro en el estacionamiento. «Sólo tardé unos minutos y esa mujer ¿ya se fue con otro hombre? ¿Quién era ese? ¿Por qué la llamó Anastasia en vez de señorita Torres como si fuera su… Lo peor es que ella tuvo las agallas para colgar la llamada. ¿Irrumpí en su amorío con otro hombre?» Al pensar eso, Elías apretó los puños. Sentía celos del hombre que estaba con Anastasia como si pareciera que se la pasaran bien con Óliver, tal y como ellos lo hicieron en la tarde ese día. Los celos lo abrumaban, por lo que empezó a sentirse agitado e inquieto.
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