Capítulo 40

Los dos pequeños disfrutaban su comida con alegria, masticando ruidosamente mientras seguían llenando sus bocas. El jugo de naranja se utilizaba por completo para calmar el picante.

Después de haber comido hasta saciarse, Noe dijo que quería ir a jugar con los autos de juguete en la pequeña plaza que había visto al llegar. Mientras Sofia iba al baño, Camila se encargó de pagar la cuenta con los dos pequeños a su lado.

De repente, Noe dijo: “Hermosa señorita, ¿también viniste aquí para comer?”

Ariana había recogido a sus padres con su hermano mayor, pensando en ir directamente a la antigua mansión, pero como ya era tarde, decidieron venir aquí a comer, recordando que la última vez que vino con amigos la comida estaba deliciosa. Llegaron temprano y se sentaron en un cubículo interior. Después de comer, su hermano fue a buscar el coche mientras sus padres la esperaban en la entrada para pagar.

No esperaba encontrarse nuevamente con la adorable niña que había visto en el aeropuerto. Esa sensación de familiaridad inexplicable también emocionaba a Ariana, “Hola, pequeño, que coincidencia encontrarnos de nuevo.”

en San Bernat el mismo día de su llegada? La persona parecía vestir ropas

comer con mi madre, mi madrina y

al hermano de la niña, sintió nuevamente esa fuerte sensación de familiaridad, como si ya lo hubiera visto antes. Al ver a Camila de pie a un lado, supuso que era la madre o madrina mencionada por la niña, y tomó la iniciativa para saludarla, “Hola, nos encontramos antes en el baño del aeropuerto, qué coincidencia encontrarnos aquí,

casualidad,” respondió Camila con una sonrisa, correspondiendo amablemente al

llamas, pequeña? La próxima vez podemos jugar juntas,” Ariana realmente adoraba a

Ding ding ding…

ya se encontraba

ahora, pero podemos hacer planes para jugar otra vez,” rápidamente escribió su número de

salía del baño, “Vamos, mis tesoros, vamos a la pequeña plaza a los autos de

tener algo para comer y jugar era suficiente para hacerlos felices A Leo, aunque no se expresaba, también se le veía contento. Después de todo, eran solo niños, ¿a quién no le gusta jugar? En Ciudad Nube, habían estado en el campo y no habían visto muchos juguetes nuevos, así que Camila decidió aprovechar esta ocasión para ofrecerles a los pequeños una buena diversión. Respecto al pequeño

cuatro se dirigieron alegremente hacia

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