Capítulo 95

Sofía, al no ver salir a Noelia, se preocupó de que la pequeña no pueda arreglárselas sola. “Noe, ¿cómo estás, ya estás lista? ¿Necesitas que mamá entre a ayudarte?”

“Ya estoy, mamá, ya salgo.” Noelia, al oír a su mamá llamarla, rápidamente cuelga el teléfono, guarda su reloj teléfono y sale, sonriendo a su mamá y a su hermano.

“Vamos. Los tres regresaron a sus asientos a seguir esperando el embarque.

Noelia sacó su pequeña mochila esperando encontrar los bocadillos que había guardado, pero encontró una tarjeta negra. Recordó que un señor se la entregó cuando estaba con su hermano y Berta en casa, diciendo que era para su mamá. La había guardado tan bien en su mochila que olvidó el asunto después de salir a jugar con su hermano en busca de su papá, pensando que no debía ser algo importante ya que su mamá tampoco parecía saberlo y el señor no volvió a aparecer. Ahora que la encontró, decidió dársela a su mamá.

Noelia no sabía que esa tarjeta aparentemente insignificante era la que Rafael había mandado con Ramón para Sofía, la tarjeta bancaria que Sofía dejó al divorciarse, con suficiente dinero como para comprar bocadillos para toda su vida.

Noelia le pasó la tarjeta a Sofía sin

ver la tarjeta bancaria familiar en las manos de Noelia, se quedó paralizada y preguntó. “¿Cómo llegó esto a tus manos?” Noelia notó la agitación de su mamá y dijo. “Un señor nos la trajo hace un tiempo, dijo que era para ti. Si no me crees, pregúntale

un señor lo trajo, Sofía se asustó. ¿Podría haber sido Rafael quien vio a los

ni tan guapo como su

solo llevaba gafas, nos dio la tarjeta y se

escuchar la descripción de ambos, Sofía se tranquilizó, apretando la tarjeta en su mano, sintiendo un

Rafael, debe haber sido el asistente Ramón. Seguir allí era demasiado peligroso, pero por suerte pronto se irían,

mano, corrió hacia fuera, llamando a Ramón. “Busca el número de vuelo de Sofía de inmediato, lleva gente al aeropuerto y bloquea todas

Rafael manejó su Rolls Royce negro hacia el aeropuerto, saltándose semáforos en rojo, llegando lo más rápido posible. Al ver a su jefe, Ramón se apresura a

levantó la vista para ver la hora, ya casi era hora de embarcar.

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