Capítulo 351

Gerard se despidió y Rafael se quedó solo, volviendo a su habitación. Justo en ese momento, David salía de su propio cuarto y al no ver a nadie detrás de Rafael, preguntó: “Hermano, ¿dónde se encuentra Gerard?”

“Se fue. Pasado mañana iremos nosotros solos.”

Antes de irse, Gerard le había informado que este lugar era su refugio seguro y que debían reunirse allí una vez todo terminara.

“David, necesitamos más hombres y equipo aquí, por si acaso.”

“Claro, hermano.”

tráeme una

de que David se marchara, Rafael regresó a su cuarto. Aproximadamente media hora más tarde, David le entregó un portátil. Él lo encendió y, con gran concentración, comenzó a teclear

apareció en la pantalla: estaba en pleno centro de Roma, oculto tras la fachada de un edificio muy discreto. Rafael examinó cuidadosamente la zona y las construcciones

su habitación para planificar hasta altas horas de la

dos hombres de negro custodiando la entrada del modesto edificio. Se bajaron del coche y se dirigieron hacia la puerta, siendo interceptados por una mirada feroz de los guardias de

un gesto perezoso, Rafael levantó la mirada y dijo en italiano fluido: “El Águila nos envió.” Tras sus palabras, los guardias de seguridad lo miraron con duda, intercambiando miradas antes de que uno se alejara para comunicarse por radio. Poco tiempo después, regresó y dijo en italiano: “Solo uno

Rafael dio un paso adelante y, aunque el otro

asintiendo levemente, y

de seguridad régistraron a Rafael de pies a cabeza antes de vendarle los ojos con un paño negro. Luego,

los ojos vendados, éste solo podia gularse por los sonidos a su alrededor. Sintió que lo llevaban por un largo pasillo, bajaron escaleras y luego, la

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