Capítulo 16

Desprecia a Cristián por casarse con una mujer venenosa, pero no paraba de elogiar la esposa que elegi por él. Si tan solo supiera que esa mujer era la verdadera mujer venenosa de sus bocas, no solo acabó con toda esa familia, sino que también se encargó de la anciana que descubriera la verdad. Ay, es tan temible que ni siquiera tengo el corazón para criticarlo. Ah, cierto, cierto, mañana es el dia en que mi primo se reunirá con esa mujer. Vaya, tengo que ver quién es esa heroina que es tan peligrosa. Tiene tal poder destructivo que dejó a mi primo sin energia vital y luego también a Isidoro Oh, se lleva a hombres y mujeres, jóvenes y viejos, no deja a nadie fuera. La abuela descubrió todo justo a tiempo, pero no solo se arruind sus últimos años, sino que también…

Ese monólogo de Soraya dejó a Nieves tan furiosa que casi se desmaya de la ira.

“Abuela“, Cristián y Soraya gritaron sorprendidos “Abuela“.

Mujer venenosa, Nieves se sintió como si fuera a explotar de ira. Ella estaba siendo asfixiada viva por esta mujer

venenosa

Cristian rápidamente rodó su silla de ruedas hacia la anciana para atraparla y rápidamente trató de calmarla: “Abuela, respira hondo“.

Después de varios intentos para calmarla, la anciana finalmente se recuperó

tan enérgica cuando insultaba al hombre, ¿cómo es que de repente tuvo problemas para respirar? No será que fingió esto solo porque

se puso roja de ira, casi se fue al cielo de la rabia. ¡Esa mujer venenosa estaba diciendo que ella estaba fingiendo!

y miró fijamente a

se veía algo inocente: “Yo no dije nada, ¿por qué me gritas si

podian escuchar sus pensamientos internos, frustrado, llamó al

Mateo con la niñera“, temia que Soraya, esa loca, pudiera asustar a su hijo también.

ver a su padre, sus ojos brillaron, extendió sus brazos y

tu comida y luego papá te abrazará, ¿está bien? La abuela. no se siente bien, papa tiene

la cabeza hacia Cristián, con pucheros le decía: “Papa… abrazo“.

olvidado por completo. Pequeño, estoy tratando de ganarme la simpatia de

a su hijo extendiendo los brazos facia él, y de inmediato, toda la frialdad desapareció: “Mateo, sé bueno, espera a que la bisabuela se sienta

manos, y luego miró curiosamente a Soraya. Extendió sus pequeñas y gordas manos,

miró con

cristalina del niño resonaban en el vestibulo.

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