Capítulo 18

“Herminio, ¿qué pasó?“, al escuchar el grito de dolor de su amigo, Ricardo Villarroel se apresuró a levantarse de la cama, apoyándose en un bastón, listo para ponerse de pie.

Herminio entro llevando un presente, mientras se sujetaba la cabeza con la otra mano.

“No te levantes, todavia estás lastimado“, le dijo a Ricardo. “Algún desconsiderado lanzó algo desde arriba y me abrió la cabeza. Dejaré esto aquí por ahora, Iré al hospital a que me venden la herida y luego, cuando tenga un momento, volveré a visitarte.

Al ver las manos de éste cubiertas de sangre, Ricardo no pudo ocultar su preocupación: “Ve entonces, y que te atiendan pronto. Yo llamaré a alguien para averiguar quién lanzó ese objeto“.

al hospital. Después de que curaran su herida, se encontró con Cristián en la entrada. Este estaba sentado en una silla de ruedas, con un guardaespaldas empujándola detrás de

algo me golpeó“. “Parece que lo que Soraya predijo sobre ti, de que tendrías un mal presagio hoy, se cumplió“.

Cristián, tocando su silla de ruedas, dijo con tono enigmático: “Una vez puede ser coincidencia, pero ella hablaba con seguridad, sin razón para

claramente disgustado: “Prefiero creer en mi mala suerte antes que en las palabras de esa lunática,

ayer te mencioné el accidente del Sr. y Sra. Smith? Ellos también fueron

que los cerdos vuelan que prestar atención a las locuras de esa mujer.

del Sr. y Sra. Smith. Al entrar, los encontró desayunando, dejaron rápidamente sus platos y expresaron su gratitud con entusiasmo. Ambos, rubios y de ojos azules, rondando los cincuenta, lucian pálidos en sus batas de

“No tienen por qué agradecerme, simplemente estaba en el lugar correcto. Yo mismo he sido victima de un accidente, sé lo devastador que puede ser. Lo importante es

restaba autoridad ni poder; habiendo

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